INTENCIONS DEL PAPA

INTENCIONS DEL PAPA Gener

Discriminación y persecución religiosa

Leandro Sequeiros San Román, jesuita y científico

ENERO. Educar para la fraternidad. Recemos para que todas las personas que sufren discriminación y persecución religiosa encuentren en las sociedades en las que viven el reconocimiento de sus derechos y la dignidad que proviene de ser hermanos y hermanas.


La formulación que se ofrece aquí de este deseo espiritual del Papa Francisco para el mes de Enero es densa. Lleva dentro muchos conceptos, valores y sentimientos que se deben traducir en actitudes, valores y acciones. No solo intenta sensibilizar nuestro corazón sobre esa realidad, sino mover nuestros afectos para que no quedemos al margen.


El Papa desea que concentremos la atención espiritual y nuestra sensibilidad religiosa tanto individual como colectivamente (como familia, como grupo, como comunidad humana) en el primer artículo de la Declaración Universal de los Derecho Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.


Pero hay un matiz especial: hemos de intentar interiorizar (sentir y gustar en lo hondo del corazón) este texto desde nuestra experiencia de seguidores de Jesús de Nazaret que proclamó machaconamente la igualdad basada en el amor, la fraternidad.


Más que nunca es necesario interiorizar que solo existe una especie humana, Homo sapiens, que no existen razas humanas y que el futuro de la humanidad será cada vez más globalizado y a la par más diversificado y plural. Y que en el futuro hemos de convivir en la diversidad.

¿Es que hay discriminación y persecución religiosa?


Desde nuestro cómodo “estado de bienestar” nos cuesta trabajo integrar en nuestro corazón (y por tanto, en nuestros ratos de oración personal) que vivimos en un mundo en el que existe discriminación por razones religiosas y que en muchos casos generan auténtica persecución.


La discriminación religiosa es un hecho que afecta a todos por igual. Es lo que concluyen estudios como los realizados por el Proyecto Religión y Estado, liderado por el profesor de políticas de la Universidad Bar Ilan (Israel) Jonathan Fox, pero dependiendo de dónde se lean dichos estudios o quién los realice, se pone más énfasis en que una religión está más perseguida que otra en todo el mundo.


En nuestro lado occidental, no es extraño escuchar discursos como el del papa Francisco durante un viaje a Sudamérica hace un par de años, en el que afirmaba que le entristecía ver "cómo en Oriente Medio, y en otras partes del mundo, muchos de nuestros hermanos y hermanas son perseguidos, torturados y asesinados por su fe en Jesús". Unos 200 millones de cristianos se enfrentan a alguna forma de persecución en 60 países. ¿Pero es la religión más perseguida del mundo?


Los datos sobre persecución religiosa hoy

Siempre conviene partir de datos. Existen diferentes estudios procedentes de organizaciones cristianas sobre la persecución a nivel mundial de los fieles de esa fe. Ayuda a la Iglesia Necesitada, por ejemplo, presentó en el año 2016 su Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo y su director, Javier Menéndez Ros, afirmaba que los cristianos eran "el 75 por ciento de todas las personas de fe perseguidas o discriminadas en el mundo".


Ese mismo informe concluía que en 38 de los 196 países estudiados había violaciones de la libertad religiosa y persecuciones o discriminaciones, pero que los principales responsables de esa persecución eran más organizaciones fundamentalistas o terroristas que los propios gobiernos. También concluía que uno de cada cinco países había sufrido algún ataque de radicales islámicos.


El lugar donde el cristianismo está más acosado es en Corea del Norte, que ataca por igual a todas las religiones. La única devoción posible es hacia el líder, y quienes no la sigan son declarados enemigos del estado.


Si nos fijamos en países que se centran más específicamente en el cristianismo, es África la región que más destaca. En Somalia, practicar cualquier religión que no sea la musulmana, que es la oficial, es ilegal, y allí actúa un grupo islámico, al-Shabaab, que se ha propuesto limpiar el país de todos los cristianos, que representan poco más del 1% de su población.


En Sudán, convertirse a otra religión diferente del islam se castiga con la muerte, y la aparición en Nigeria de Boko Haram ha hecho que se sucedan los secuestros y asesinatos de cristianos, con informes también de que no se permite a los niños ir a la escuela o que se niega el acceso al agua potable a las aldeas de mayoría cristiana.


La casa común

Esta situación es necesario pensarla y orarla en su contexto. La encíclica Laudato Si nos ha inculcado una y otra vez lo que los científicos dedicados a cuestiones ambientales nos repiten: por los datos que tenemos, solo en un pequeño planeta (al que hemos llamado La Tierra), situado marginalmente en un sistema solar, que se esconde en uno de los brazos de una de los millones de galaxias de nuestro inmenso universo (la Vía Láctea) parece existir algo a lo que hemos dado en llamar vida inteligente. Los humanos somos –al parecer– los únicos sistemas que llamamos “vivos” que poseen autoconciencia y han sido capaces de modificar profundamente su realidad física.


La brecha de la desigualdad

En un reciente artículo del diario El País (del 7 de diciembre de 2021), “La pandemia dispara la desigualdad en todo el mundo” se nos informa que: el 10% de la población más rica concentra ya el 52% de las rentas y el 76% de la riqueza del planeta, mientras que el 50% más pobre solo capta el 8% de los ingresos y el 2% del patrimonio.


Un mundo más desigual es el legado inmediato de la pandemia. La brecha entre ricos y pobres siguió creciendo entre 2019 y 2021, cuando la covid-19 impuso un abrupto paréntesis a la etapa de crecimiento que vivía la economía global. En la cúspide de la pirámide, un reducido y selecto club de multimillonarios –el 0,001% de la población– vio cómo sus fortunas crecían un 14%. En una amplísima base, 100 millones de personas más se veían abocadas a la extrema pobreza.


Abanico de desigualdades: las desigualdades por razón de cultura y religión

En su vida diaria, muchos miembros de las comunidades religiosas o de creencias enfrentan la discriminación por motivos de su religión o creencia. Se les limita de forma indebida el disfrute de sus derechos civiles, culturales, económicos y sociales. Como tales, los miembros de determinados grupos religiosos o de creencias sufren actos de discriminación que afectan su acceso a la educación pública, a los servicios de salud, o a cargos públicos. En casos extremos, algunos de ellos también son arrestados o pierden sus vidas a causa de su afiliación religiosa.

Las Naciones Unidas se han ocupado de este problema desde su fundación y la prohibición de la discriminación religiosa está consagrada en los principales tratados internacionales de derechos humanos. En este sentido, los Estados tienen el deber de abstenerse de discriminar a las personas o grupos con base en su religión o creencia (obligación de respetar); tienen el deber de prevenir ese tipo de discriminación, incluyendo la discriminación por parte de actores no estatales (obligación de proteger); y deben adoptar las medidas necesarias para velar por que, en la práctica, toda persona que se encuentre en su territorio pueda disfrutar todos los derechos humanos sin discriminación alguna (obligación de cumplir).


La persecución religiosa constituye un caso extremo de intolerancia que implica el maltrato, la violencia, la agresión persistente, y provocar la muerte de un individuo o un grupo religioso. Usualmente, la persecución de esta naturaleza florece por la ausencia de tolerancia religiosa, libertad de religión y pluralismo religioso.


La persecución, en este contexto, puede suponer agresiones, apedreamientos, torturas, pena de prisión, ejecuciones injustificadas, negación de beneficios y de derechos y libertades civiles. Puede también implicar confiscación de bienes, destrucción de propiedades o incitamiento al odio, entre otras cosas.


El monopolio religioso es un atractivo a la intolerancia religiosa fácil de entender. Desde niños, los seres humanos son conscientes de su impotencia respecto a cosas fundamentales como la comida, el amor y la propia vida. La religión les ayuda a afrontar la pérdida y el miedo a la muerte; enseña principios morales y hace que la gente los siga.


Pero, precisamente porque las religiones son fuentes tan poderosas de moralidad y sentido comunitario, se convierten con demasiada facilidad en vehículos para huir de la impotencia, que tantas veces se manifiesta en opresión e imposición de jerarquías.


En el mundo de hoy, las personas abordan las diferencias étnicas y religiosas de maneras nuevas y temibles. Al aferrarse a una religión que consideran verdadera, al rodearse de correligionarios y colocar por debajo a los que no abracen esa religión, pueden olvidar durante un tiempo su debilidad y su mortalidad.


Dos ideas suelen alimentar la intolerancia y la falta de respeto en materia de religión. La primera, que cierta religión es la única verdadera y las demás son falsas o tienen fallos morales. La gente que opina así, no es monolítica, también puede creer que los demás merecen respeto por sus creencias, siempre que no hagan daño. Mucho más peligrosa es la segunda: que el Estado y los ciudadanos particulares deberían obligar a la gente a abrazar la forma correcta de abordar la religión.


Es una idea que está extendiéndose, incluso en democracias modernas. Ejemplos recientes y preocupantes son la aplicación de la ley de la sharia por jueces islámicos en África y Asia, la destrucción de las estatuas de Buda por los talibanes en Afganistán, las décadas de guerra religiosa en Irlanda, la reciente partición y limpieza étnica -sobre la base de la religión de cada cual- de Yugoslavia, la resistencia de Francia a tolerar símbolos religiosos en las escuelas y las afirmaciones de la extrema derecha india de que las minorías en India deben integrarse en la cultura de los hindúes. La reaparición de este pensamiento supone una amenaza para las sociedades liberales, construidas sobre la libertad e igualdad.


Las transgresiones a la sharia incluyen relaciones sexuales fuera del matrimonio (adulterio), acusaciones falsas, beber alcohol, robo y asalto en rutas. Las ofensas sexuales conllevan una pena de lapidación o azotes, mientras que el robo está penado con la amputación de una mano.

Algunos países, como por ejemplo Arabia Saudí, afirman vivir bajo el imperio de la sharía en toda su pureza, y aplican las penas mencionadas ante las ofensas hadd. En otros, como por ejemplo Pakistán, no ocurre lo mismo. La mayoría de los países del Oriente Próximo, incluyendo a Jordania, Egipto, Líbano y Siria, no han adoptado las ofensas Hadd como parte de sus legislaciones estatales, pero la sharia se está adoptando en varios países del África negra, causando conflictos con las costumbres de los turistas en varias partes del mundo, etc.


Recuperar la dignidad y los derechos

La oración que el Papa desea que los creyentes hagamos nuestra es que los seres humanos, en una etapa ya madura de la historia, y conscientes de la necesidad de construir un mundo solidario, justo y pluralista en culturas y tradiciones religiosas, trabajemos por la construcción de una sociedad fraternal.

INTENCIONS DEL PAPA febrer

La vida consagrada

J. M. Bausset

Em van agradar molt les paraules que el bisbe Joseba Segura va dir el dia 6 d’abril de 2019 en la seua ordenació episcopal, a la catedral de Bilbao, i que podem aplicar a la vida consagrada: “Més que noves idees, el que este món necessita és que visquem en la veritat del que creiem”. El bisbe Joseba va insistir en la importància del testimoniatge i en el valor de la coherència i, per això, elogià els hòmens i les dones que són “exemple de fe i de fortalesa i que han viscut amb senzillesa i fidelitat”.


I en el viatge a Kènia, el 2015, el papa Francesc s’adreçava a les religioses i als religiosos, encoratjant-los a seguir el Senyor, que ens ha “elegit amb la seua mirada i que ens diu: seguix-me”.


La vida consagrada consistix a aprofundir la nostra fe i el nostre amor a Déu i als germans, de la mateixa manera que els pous que, buidant-se d’ells mateixos, van aprofundint en el seu interior. Així ho veiem en este conte:


«Hi havia una ciutat que no estava habitada per persones, sinó per pous, pous vivents… Però pous, al cap i a la fi.

Els pous es diferenciaven entre si, no només pel lloc on estaven situats, sinó pel seu brocal. Hi havia pous ostentosos, amb brocals de marbre i pous pobres i humils que eren simples forats oberts a la terra.


La comunicació entre els habitants de la ciutat era de brocal a brocal, i les notícies corrien ràpidament de punta a punta de la ciutat.

Un dia arribà a la ciutat una moda que segurament havia nascut en algun poblat i segons la qual, tot ésser vivent hauria de cuidar molt més el seu interior que l’exterior. L’important no era la superfície sinó el contingut.


D’esta manera els pous començaren a omplir-se de coses: alguns s’ompliren de joies, uns altres de monedes d’or i pedres precioses. Altres, més pràctics, s’ompliren d’electrodomèstics i aparells mecànics. Alguns optaren per l’art i s’ompliren de pintures, piano i sofisticades escultures postmodernes. Finalment, els intel·lectuals s’ompliren de llibres, manifestos ideològics i revistes especialitzades.


Passà el temps… La major part dels pous s’ompliren de tota mena d’andròmines.


Uns altres pous van pensar que havien de fer alguna cosa per tal de seguir posant més objectes en el seu interior. A un dels pous, en lloc de comprimir tot el que tenia a dins, se li va ocórrer augmentar la seua capacitat, eixamplant-se. No passà gaire temps abans que la idea fora imitada. Tots els pous gastaven part de les seues energies en eixamplar-se, per a així poder fer més espai en el seu interior.


Un pou xicotet i allunyat del centre de la ciutat, va vore com els seus companys s’eixamplaven desmesuradament. Ell va pensar que si continuaven eixamplant-se així, molt aviat es confondrien els seus límits i cadascun perdria la seua pròpia identitat. Per això a partir d’esta idea, a este pou se li va ocórrer una altra manera d’augmentar la seua capacitat: consistia a créixer, no en amplitud, eixamplant-se, sinó en profunditat; fer-se més profund, en lloc de més ample. Aviat s’adonà que tot el que tenia dins impossibilitava la tasca d’aprofundir el seu interior. Si volia ser més profund, hauria de buidar-se de tot el que tenia dins. Al principi va tindre por al buit, però després va vore que no tenia cap altra possibilitat i així ho va fer.


Buit de possessions, el pou que creixia cap a dins va tindre una sorpresa: molt profundament… trobà aigua! Mai abans cap altre pou havia trobat aigua… El pou superà la sorpresa i començà a jugar amb l’aigua del seu interior, humitejant les parets, esquitxant cada part d’ell i finalment, fent brollar l’aigua cap a fora.


La ciutat mai no havia estat regada sinó per la pluja, que, de fet, era bastant escassa, així que la terra del voltant del pou, revitalitzada per l’aigua, començà a despertar. Les llavors de les seues entranyes brotaren en herba, en flors, en arbustos i en arbres. La vida esclatà en colors al voltant del pou allunyat del centre de la ciutat, al que anomenaren “El Verger”.


Tots es preguntaven com havia aconseguit el miracle. No hi ha cap miracle, contestava ell. Es tracta de buscar en l’interior, en allò de profund que hi ha en nosaltres.


Molts van voler seguir l’exemple del verger, però rebutjaren la idea quan s’adonaren que per a profunditzar, abans havien de buidar-se. Ells continuaren eixamplant-se cada vegada més, per omplir-se de més i més coses.


En l’altra part de la ciutat, un altre pou decidí córrer el mateix risc del buit. I també començà a aprofundir en el seu interior i s’omplí d’aigua…, i l’esquitxà cap a fora creant un segon oasi verd al poble.


¿Què faràs quan s’acabe l’aigua?, li preguntaven.

No sé què passarà; però ara, com més en trac, més aigua hi ha, deia.


Passaren uns quants mesos abans del gran descobriment. Un dia, per casualitat, els dos pous s’adonaren que l’aigua que havien trobat en el fons d’ells mateixos era la mateixa. Que el mateix riu subterrani que passava per un, passava també per l’altre. S’adonaren que s’obria per a ells una nova vida. No només podien comunicar-se des de la boca del pou, superficialment, com tots els altres pous, sinó que aprofundint en el seu interior, això els havia descobert un nou i secret punt de contacte».



La vida consagrada és viure en la veritat del que creiem, aprofundint la nostra vocació de servir i estimar.

INTENCIONS DEL PAPA març

En defensa de la vida

Ricardo Díaz Calleja, militante de la HOAC en Valencia

Por una respuesta cristiana a los retos de la bioética. Recemos para que los cristianos, ante los nuevos desafíos de la bioética, promuevan siempre la defensa de la vida a través de la oración y de la acción social.


En lo que sigue, trataremos sólo de establecer un marco categorial desde el cual hablar del tema.


Empezaremos con un dato empírico incontestable: la incidencia de la muerte sobre los seres humanos es del 100%. En casi todo lo demás siempre hay un porcentaje estadístico. Todos sabemos que vamos a morir, aunque no sepamos cuándo ni cómo, y hablar del tema se considera de mal gusto. Sin embargo en la cultura en que vivimos, se hace abstracción de la muerte. En efecto, tanto el método científico al uso, como su fiel aliada, la economía neoliberal ensalzan el progreso. Nadie está contra el progreso. Pero lo que se cuela de contrabando ideológico es que se trata de un progreso indefinido. Y es que un progreso que no sea indefinido, no es progreso. Eso es así porque tanto la búsqueda de beneficio en la economía, como de avance en la ciencia, son también indefinidos. Incidentalmente, las abstracciones son el pan de cada día en el método científico. No es que las abstracciones sean algo perverso; buena parte de los éxitos científicos están basados en abstracciones. El problema consiste en que una vez realizada la abstracción esta se olvida inmediatamente.


Oigamos el Magisterio del papa Francisco a propósito del progreso indefinido:

“…se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financieros y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta que lleva a “estrujarlo” hasta el límite y más allá del límite. Es el presupuesto falso de que existe una cantidad ilimitada de energía y de recursos utilizables, que su regeneración inmediata es posible y que los efectos negativos de las manipulaciones de la naturaleza pueden ser fácilmente absorbidos. (Laudato Si ’ 106)”.


Resumiendo: Para hacer un alegato en favor de la vida hay que partir de la evidencia científicamente irrebatible de la realidad de la muerte. Una muerte que, en revancha, es negada en términos supuestamente científicos por los adictos a la droga del mito del progreso indefinido, una abstracción carente de prueba científica.


Por ello consideraremos las tremendas cuestiones que quedan pendientes, formuladas como preguntas: a) ¿Qué es en el fondo la vida?, b) ¿Cómo se pasa de la muerte a la vida?, c) ¿Bajo que propuesta política vale la pena vivir?


Si se asume el mito del progreso indefinido como principio rector y razón de la vida entonces toda la vida es un sueño (Calderón) y no se puede demostrar que no lo sea. Pero el sueño de la razón produce monstruos (Goya) y lo que produce la ciencia empírica al soñar razonando es ese gran mito del progreso. Incidentalmente, la modernidad y la postmodernidad, dicen definirse contra los mitos pero lo que hacen en el fondo es secularizar los mitos. Así la realidad ha desaparecido, porque no vale la pena conformarse con la realidad si se puede vivir (virtualmente) en un mundo más seguro, más barato, y menos conflictivo, por medio de mi PC. Por eso el ordenador se convierte en el nuevo sacramento del cerebro humano a partir de la propia insolvencia para vivir la dura realidad. No es extraño que se produzcan intentos de crear vida sintética mediante diseño por ordenador. Un premio Nobel ha afirmado que si llegamos a conocer la secuencia completa del genoma sabremos lo que es y significa un ser humano. Por tanto lo que queremos decir afirmando “estoy vivo” está sufriendo una severa re-definición en términos cibernéticos como primer paso hacia la dictadura total del paradigma científico del progreso indefinido. Así resulta que el sentido y significado de la vida es una cuestión abierta. La realidad es que la vida no se puede afirmar sino afirmándola frente a la muerte. Sin esa afirmación frente a la muerte es una afirmación vacía de contenido. La racionalidad del esquema vida-muerte, se opone a la racionalidad instrumental medio-fin dominante que está basada en un cálculo de utilidades que responde a la pregunta: ¿Qué es lo que más me resulta útil para aumentar mi patrimonio y mi poder? Inmediatamente después, lo útil, se trasmuta en necesario y suele quedar legal y jurídicamente prescrito. Para mí, que Pablo llama sabiduría de este mundo a la locura del cálculo irrestricto de la utilidades y arremete contra él (1Cor 1, 20-21). A partir de ello establece tres paradigmas 1) en la debilidad del hombre está la fuerza de Dios, 2) Los elegidos por Dios son los plebeyos y despreciados, 3) Lo que no es revela lo que es. (1Cor 1, 25-28). De esta forma, el análisis y la propuesta de Pablo, desembocan en la exigencia de que el análisis de la realidad tiene que hacerse bajo el punto de vista de lo que no es, y no a partir de lo que es. Así Pablo establece una locura divina sobre la base de la afirmación: Yo soy si tú eres. De la confluencia de dos indigencias nace el exceso. En eso consiste la locura que hace de uno un sabio (1Cor 3, 18).


¿Y cómo se pasa de la muerte a la vida? Nos lo dice san Juan (1Jn 3, 14): “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida en que amamos a nuestros hermanos. Quién no ama permanece en la muerte”. Es decir el que no ama aunque ejecute funciones fisiológicas, es un cadáver ambulante, es virtualidad. Es decir, se puede tener una apariencia de vida estando realmente muerto. E inversamente, se puede morir de exceso de amor y sin embargo seguir viviendo. De nuevo incidentalmente merece la pena señalar el contraste entre los varios tipos de amor vigentes en el mercado. El más corriente es el amor a la belleza física: los príncipes y los deportistas se juntan con las modelos. El amor pagano supera eso largamente, ya que es el apego no sólo a la belleza física sino también a la espiritual. Pero en clara oposición a ambas tipologías, el amor cristiano es el apego a la fealdad espiritual (nos lo ha tenido que recordar un filósofo chistoso como Zizek en su libro, de título escandaloso, Amor sin piedad). Así “funciona” el amor de Dios según Pablo (Rm 5, 7-8).


Por consiguiente cabe plantearse cuál es la propuesta por la que vale la pena vivir. Para ello recurrimos a la teología política “negativa” de Pablo. Pablo es universalista (Ga 3, 28), pero lo es por el ojo de la aguja del Crucificado (Taubes), lo cual quiere decir que hay que volver del revés, invirtiéndolos, todos los valores de este mundo, incluyendo sus mitologías. Para Pablo el concepto de creación es pasajero y caduco (Rm 8, 20). De hecho su relación con el mundo es un “como si no” (1Cor 7, 29-31) y además la misma creación queda irredenta dejada a las propias fuerzas del hombre sin la gracia de la fe en Jesús mesías. Con el propio esfuerzo no se llega a nada. La misma obsesión por la felicidad, que es a su vez una obsesión por la seguridad, es un síntoma de decadencia asociado a este mundo cuya forma pasa (1Cor 7, 31b, 1Jn 2, 17a). La realidad es apariencia, porque ahora vemos como en un espejo (1Cor 13, 12) y por ello no nos podemos fiar de lo que vemos.


Pero además, Pablo niega al orden de lo profano cualquier significación religiosa, es decir, traza una línea roja entre gobierno político profano y salvación. Consiguientemente, lo profano no se puede levantar sobre la idea del Reino de Dios. La oposición entre reinado de Dios e imperio es, por tanto, radical y es en este sentido que Pablo es también nihilista con relación a lo profano. Por eso todo lo que aparece en Rm 13 es la propuesta del nihilismo como política mundial. De ahí, y dado que el tiempo que resta es corto ya es hora de despertarse del sueño (Rm 13, 11), de las fantasías, de las ilusiones y de los mitos.


La primera y más importante conclusión de todo lo dicho, es que el poder soberano, ya sea unipersonal, o en forma de estructura económico-política, no puede erigirse en el representante de Dios en la tierra. Pablo coincide con el nihilismo de los místicos como san Juan de la Cruz, cuyo lema podría ser: No fiarse de nada, para no acabar creyendo en la Nada.

Share by: