INTENCIONS DEL PAPA

INTENCIONS DEL PAPA Tardor 2020 

Mujer, diaconado y tradición
Por Ana Mafé García (Valencia)

El pasado mes de abrir, en plena pandemia mundial del COVID19, la revista digital VN Vida Nueva se pronunciaba sobre el papel de la mujer en la Iglesia con este titular “El papa Francisco crea una nueva comisión de estudio del diaconado femenino”. Se trata de un artículo firmado por Rubén Cruz (1) el 8 de abril del 2020.

El subtítulo de la noticia seguía ampliando información especificando que el Pontífice ha encargado el trabajo al cardenal Giuseppe Petrocchi, arzobispo de L’Aquila. Quien tiene en su escudo de armas el lema: ANTE OMNIA CARITAS. (Significa ANTE TODO EL AMOR)

La homilía del 29 de agosto del Cardenal Petrocchio se centró en la “humildad evangélica, madre de misericordia y guardiana de la comunión”. Este día el Evangelio cuenta la decapitación de San Juan el Bautista y centra la acción en Herodías, mujer de Herodes.

Es curioso cómo en la interpretación de los textos sagrados la mujer y lo femenino a lo largo de la historia siempre han salido “mal paradas” con la salvedad de la Virgen María. Cuando, cualquiera que conozca la historia sabe que el patriarcado, el gobierno de la cosa pública, lleva más de dos mil años en manos de los hombres.

Siguiendo con la homilía, el Cardenal Petrocchio cita las palabras del Papa Francisco al afirmar que “la primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo. De este amor, que llega hasta el perdón y el don de sí, la Iglesia se convierte en servidora y mediadora entre los hombres”.

Hay que pedir perdón dice el Evangelio. La misericordia hoy ha de ser la verdadera herramienta de trabajo de quienes profesamos la fe en Jesús. Y como bien dice el Santo Padre, la Iglesia ha de servir y mediar, tal y como lo han estado haciendo las madres en sus hogares durante la práctica existencia de la humanidad.

Retomando el tema del principio del artículo que nos ocupa, el papa Francisco, el pasado 26 de octubre, en su discurso final del Sínodo para la Amazonía, lanzó la promesa de la reapertura de la comisión sobre el papel de la mujer en la Iglesia de esta forma: “Asumo el pedido de rellamar o reabrir la comisión para el diaconado femenino con nuevos miembros para seguir estudiando cómo existían en la Iglesia primitiva”.
Cinco meses después, el Pontífice cumplió su palabra estableciendo una nueva comisión, tal y como hizo público el Vaticano en abril. Desde entonces ya han pasado otros cinco meses y todavía no tenemos noticias.


APORTACIONES DESDE ESPAÑA (2)

Sin embargo, desde España, sí podemos aportar luz sobre la existencia de las diaconisas en la Iglesia primitiva de Roma. Este estudio lo ha llevado a cabo la Dra. Ana Mafé García en su tesis presentada ante la Universitat de València en febrero de 2019.

En su trabajo de investigación demuestra cómo las diaconisas de la primitiva asamblea de Roma tienen su propia iconografía pictórica. Perfectamente reconocible a través de sus atributos, sus ropajes y su gestualidad.

Son mujeres que portan una o doble estola a cada lado del hombro. Su actitud es la de extender la mano y servir (recordamos que δíακονος, diakonos, en griego significa servidor) una mesa pascual. En las mismas se les reconocen dos acciones muy concretas a través de una filacteria en griego escrita justo a su lado (AGAPE e IRENE). Traducción de Amor y Paz.

Todas ellas portan con sumo cuidado entre sus dedos, sin apenas tocarlo, una copa de aspecto y forma muy similar: cuatro dedos de alto y color marrón pardo. Detalle muy singular cuando en los primeros siglos de nuestra Era las copas de Roma eran de vidrio, transparentes.
Este parecido razonable coincide en tamaño y color con la sagrada reliquia que se custodia en la Catedral de Valencia. Podemos decir que la copa superior del Santo Cáliz viene de Roma, no solo porque la tradición así lo indica, sino también porque en esta ciudad eran las diaconisas quienes servían esta preciada copa de bendición en la celebración de la mesa pascual en memoria de Jesús.

Las palabras de San Pablo así lo atestiguan en su carta a la comunidad judía mesiánica de Roma: “Os recomiendo además a nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo”. (Rm 16, 1-2)

La actitud de las mujeres que sirven las mesas pascuales de Roma mostrando en alto un cáliz en la punta de sus dedos, siempre han sido estudiadas por miradas masculinas que las reconocen como meras “sirvientas”. Jamás, ningún erudito ha visto en estas pinturas a una diaconisa sirviendo la mesa. Esta anulación de lo femenino ha sido una constante en la historia del arte sacro.

Hoy la Iglesia católica sabe que quien lleva a los niños y las niñas a la misa dominical en su inmensa mayoría son las madres. También son las mujeres mayores quienes llenan los bancos de las Iglesias y colaboran con los párrocos.

Por cada hombre, hay una media de más de siete mujeres que acuden al templo. Asimismo, son las mujeres las que vienen limpiando los templos desde hace siglos, las que se organizan para repartir comida y atender a los más necesitados en la comunidad. Sin todas esas mujeres la Iglesia no sería lo que es.

San Pablo y las diaconisas de Roma contribuyeron a consolidar la fe en Jesús durante los primeros siglos. Lo sabemos a través de testimonios pictóricos que llegan hasta nuestros días. Esto ocurrió antes de que el poder romano adoptara la religión cristiana como oficial y la jerarquía patriarcal anulara el papel social de la mujer dentro de la naciente nueva Iglesia.

Comprender la historia es crecer en Conocimiento, en Luz, en Amor.
Amen.

(1) (Ver en https://www.vidanuevadigital.com/2020/04/08/el-papa-francisco-crea-una-nueva-comision-de-estudio-del-diaconado-femenino/. Consultado el 12 de septiembre de 2020)
(2) Para más información recomiendo leer el libro “El Santo Grial” de la editorial Sargantana, escrito por la Dra. Ana Mafé García.

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Aportació generosa de moltes dones
Benet XVI. Audiència General del 14 de febrer de 2007

«Els Dotze l’acompanyaven, incloses algunes dones»

En l’àmbit de l’Església primitiva la presència femenina tampoc va ser secundària.

Devem a sant Pau una documentació més àmplia sobre la dignitat i el paper eclesial de la dona. Pren com a punt de partida el principi fonamental segons el qual per als batejats «ja no hi ha jueu ni grec; ni esclau ni lliure; ni home ni dona». El motiu és que «tots som u en Crist Jesús» (Ga 3, 28), és a dir, tots tenim la mateixa dignitat de fons, encara que cada u amb funcions específiques (1Co 12, 27-30).

L’Apòstol admet com una cosa normal que en la comunitat cristiana la dona puga «profetitzar» (1Co 11, 5), és a dir, parlar obertament sota l’influx de l’Esperit, a condició que siga per a l’edificació de la comunitat i que es faça de manera digna... Ja parlàrem de Prisca o Priscil·la, esposa d’Àquila, que en dos casos sorprenentment és esmentada abans que el seu marit (Fets 18, 18; Rm 16, 3); en qualsevol cas, tots dos són qualificats explícitament per sant Pau com els seus «col·laboradors» -sun-ergoús (Rm 16, 3). Hi ha altres observacions que no convé descuidar. Per exemple, cal constatar que sant Pau dirigix també a una dona de nom «Àpfia» la breu carta a Filemó (Flm 2), i convé notar que en la comunitat de Colosses havia d’ocupar un lloc important; en tot cas, és l’única dona esmentada per sant Pau entre els destinataris d’una carta seua. En altres passatges, l’Apòstol esmenta una certa «Febe», a la qual anomena diàkonos de l’Església en Cèncrees, menuda localitat portuària a l’est de Corint (Rm 16, 1-2). Encara que en aquell temps eixe títol encara no tenia un valor ministerial específic de caràcter jeràrquic, demostra que eixa dona exercia verdaderament un càrrec de responsabilitat en favor de la comunitat cristiana. Sant Pau demana que la reben cordialment i l’ajuden «en qualsevol cosa que necessite», i després afig: «perquè ella ha sigut protectora de molts, fins i tot de mi mateix». En el mateix context epistolar, l’Apòstol, amb gran delicadesa, recorda altres noms de dones: una certa Maria, i després Trifena, Trifosa, Pèrsida, «molt estimada”, i Júlia, de les quals escriu obertament que «s’han fatigat per vosaltres» o «s’han fatigat en el Senyor» (Rm 16, 6. 12a. 12b. 15), i així subratlla el seu intens compromís eclesial.

Així mateix, en l’Església de Filips es distingien dos dones anomenades Evòdia i Síntique (Fl 4, 2): la crida que sant Pau fa a la concòrdia mútua dona a entendre que estes dos dones exercien una funció important dins d’eixa comunitat.

En síntesi, la història del cristianisme hauria tingut un desenvolupament molt diferent si no s’haguera comptat amb l’aportació generosa de moltes dones.

(Enviat a la Redacció per Concepció Revert Herrero, València).

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Diàleg «amb la dona»

Carla Barrachina Marco (València)

La posició de «Pere» és fonamental



La posició del Papa és fonamental quan defén el paper de la dona en l’Església. El Papa actual vol obrir camins a la corresponsabilitat amb la dona. Que el mateix Jesús ens haja dit als cristians que la roca és Pere suposa una cosa inimaginable: se li ha concedit a este personatge una autoritat absoluta en el seu camp d’activitat; un encàrrec fet pel mateix Déu.


La intenció d’oració evangelitzadora del papa Francesc per al mes d’octubre és per la missió dels laics en l’Església, i especialment les dones, perquè participen més en les instàncies de responsabilitat de l’Església. El 22% de les persones que treballen al Vaticà són dones.


Llig en alguns titulars de premsa que al papa Francesc se li ha entravessat el paper de les dones en l’Església catòlica, perquè «refreda les expectatives per al sacerdoci de la dona tres anys després d’haver obert una comissió per a abordar el diaconat femení...». Serà així la cosa?



Influència de la dona


M’ha interessat sempre la dona en la vida quotidiana, des de la seua realitat de dona. En general, en l’Església, hi ha més dones que hòmens, però han parlat més els hòmens de les dones que al revés. Tradicionalment, en la vida quotidiana, s’ha donat una situació paradoxal: la dona ha viscut en situació de dependència però ha exercit un domini major que l’home. Hui, encara que s’ha ampliat el seu horitzó d’una manera fantàstica, seguix la separació (ideològica?) en algunes esferes.


El bisbe de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, ha criticat durament en el Sínode de l’Església alemanya, el text de treball del fòrum de dones per a les conferències regionals. El bisbe de Ratisbona subratlla que la Bíblia conté una llista dels dotze hòmens «als qui l’evangelista Lluc en aquell temps, com és ben sabut, identificava amb els apòstols en sentit estricte».

És urgent obrir una via de diàleg verdader amb la dona, en doble direcció. No es tracta de «deixar fer a la dona», sinó d’escoltar a la dona: què és el que Déu li demana que faça hui en l’Església.



La tirania de les modes


Encerta l’escriptora canadenca Nancy Huston quan diu que la dona occidental patix les conseqüències de ser resultat de la imatge que d’ella es fa l’home i «es creu més lliure del que realment és», quan en realitat patix la tirania de les modes i una certa indústria. És urgent l’alliberament de la dona.



Llibres per a llegir


Recomane la lectura d’alguns dels autors que m’aporten llum sobre el paper de la dona en la nostra època. Llibres que es prenen seriosament que en el món hi ha hòmens i dones:

- Julián Marías: Antropología metafísica (Alianza); La mujer en el segle XX (Gredos); La mujer y su sombra (Alianza). La dona, comprensible per a l’home i al mateix temps enormement diferent. I viceversa. Diferencia el paper en la vida que tenen l’home i la dona. Realitza de manera diferent, per exemple, la raó. Hi ha dos formes de raó: la raó vital masculina i la raó vital femenina. La seua proposta és que la dona intervinga en els assumptes humans des de la seua condició: no interessa que hi haja el doble d’hòmens. No ha de renunciar al que té de propi.

- Isabel Sánchez Serrano (Múrcia 1969) acaba de publicar un llibre editat per Espasa, Mujeres brújula en un bosque de retos. Maneja els termes feminisme i sororitat amb soltesa. Però no creu en l’antagonisme, ni en la confrontació, sinó en una societat de lideratge femení i de construcció mútua.

- Cristina Inogés: No quiero ser sacerdote: mujeres al borde de la Iglesia (PPC). El tema de fons és la por. La por dels hòmens –en este cas, d’Església– a les dones per tres qüestions: por al desconegut, por a les pròpies reaccions i por de compartir espais i llocs. «No tots els hòmens d’Església tenen por, però sí una gran majoria», assegura Inogés.


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La inteligencia artificial
Francisco Rey Alamillo

Este mes de noviembre de 2020, el Papa Francisco nos convoca a rezar para que el progreso de la robótica y de la inteligencia artificial esté siempre al servicio del ser humano. Este tema, “específicamente la inteligencia artificial, está en el corazón mismo del cambio de época que estamos experimentando”, afirma Francisco. Para el Papa "no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época.” Estamos en uno de esos momentos en que los cambios son de profunda transformación. Debemos estar seguros, dice Francisco, de que “podemos ampliar nuestra visión. Tenemos la libertad necesaria para limitar y dirigir la tecnología; podemos ponerlo al servicio de otro tipo de progreso, más saludable, más humano, más social, más integral” (Laudato Si, 112). De lo contrario, un paradigma dominante ―el “paradigma tecnocrático” (cf. ibíd., 111) “que promete un progreso incontrolado e ilimitado se impondrá” con enormes peligros para toda la humanidad.

Hace 40 años san Juan Pablo II en un viaje a Hiroshima nos decía: “La crítica de la ciencia y la tecnología es a veces tan severa que llega a la conclusión de condenar la ciencia en sí misma. Al contrario, la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creatividad humana donada por Dios, ellas nos han proporcionado estupendas posibilidades y nos hemos beneficiado de ellas agradecidamente. Pero sabemos que este potencial no es neutral: puede ser usado tanto para el progreso del hombre como para su degradación. Al igual que ustedes, yo he vivido en este período que llamaría la "era del post-Hiroshima", y participo de sus ansiedades. Hoy me siento movido a decirles a ustedes: seguramente ha llegado el tiempo para nuestra sociedad, y especialmente para el mundo de la ciencia, de comprender que el futuro de la humanidad depende, más que nunca, de nuestras opciones morales colectivas.”

Francisco a los participantes del seminario “El Bien Común en la era digital”, les dice: “Un buen ejemplo podría ser la robótica en el mundo laboral. Por un lado, podrá poner fin a algunos trabajos fatigosos, peligrosos y repetitivos ―pensemos en los que surgieron a principios de la revolución industrial del siglo XIX― que a menudo causan sufrimiento, aburrimiento y embrutecimiento. Sin embargo, por otro lado, la robótica podría convertirse en una herramienta puramente eficiente: utilizada sólo para aumentar beneficios y rendimientos, privaría a miles de personas de su trabajo, poniendo en peligro su dignidad. […] Un mundo mejor es posible gracias al progreso tecnológico si éste va acompañado de una ética basada en una visión del bien común, una ética de libertad, responsabilidad y fraternidad, capaz de favorecer el pleno desarrollo de las personas en relación con los demás y con la creación”.

Francisco en 2015 se dirigió con estas palabras al presidente del Foro de Davos, Klaus Schwab: “A todos ustedes me dirijo una vez más: ¡No se olviden de los pobres! Este es el principal desafío que tienen ustedes, como líderes en el mundo de los negocios. Quien tiene los medios para vivir una vida digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de ayudar a los más pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social […] Se enfrentan al reto de garantizar que la futura «cuarta revolución industrial», resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana —remplazada por una máquina sin alma—, o a la transformación de nuestro planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos”. Tres años después, en su mensaje al encuentro de Davos, recordaba: “También la inteligencia artificial, la robótica y otras innovaciones tecnológicas deben emplearse de tal manera que contribuyan al servicio de la humanidad y a la protección de nuestra casa común, en lugar de lo contrario, como algunos análisis, lamentablemente, prevén”.

Para la conferencia Internacional “De Populorum Progressio a Laudato Si” escribía en 2017: “Otra contribución importante de los trabajadores para el desarrollo sustentable, es la de resaltar otra triple conexión, un segundo juego de tres «T»: esta vez entre trabajo, tiempo y tecnología. En cuanto al tiempo, sabemos que la «continua aceleración de los cambios» y la «intensificación de ritmos de vida y de trabajo», que algunos llaman «rapidación», no colaboran con el desarrollo sostenible ni con la calidad del mismo.También sabemos que la tecnología, de la cual recibimos tantos beneficios y oportunidades, puede obstaculizar el desarrollo sustentable cuando está asociada a un paradigma de poder, dominio y manipulación.

En el contexto actual, conocido como la cuarta revolución industrial, caracterizado por esta rapidación y la refinada tecnología digital, la robótica, y la inteligencia artificial, el mundo necesita de voces como la de ustedes. Son los trabajadores quienes, en su lucha por la jornada laboral justa, han aprendido a enfrentarse con una mentalidad utilitarista, cortoplacista, y manipuladora. Para esta mentalidad, no interesa si hay degradación social o ambiental; no interesa qué se usa y qué se descarta; no interesa si hay trabajo forzado de niños o si se contamina el río de una ciudad. Sólo importa la ganancia inmediata. Todo se justifica en función del dios dinero. Dado que muchos de ustedes han contribuido a combatir esta patología en el pasado, se encuentran hoy muy bien posicionados para corregirla en el futuro. Les ruego que aborden esta difícil temática y que nos muestren, desde su misión profética y creativa, que es posible una cultura del encuentro y del cuidado. Hoy ya no es sólo la dignidad del empleado la que está en juego, sino la dignidad del trabajo de todos, y de la casa de todos, nuestra madre tierra. Por ello, y tal como lo afirmé en la encíclica Laudato Si, necesitamos de un diálogo sincero y profundo para redefinir la idea del trabajo y el rumbo del desarrollo. Pero no podemos ser ingenuos y pensar que el diálogo se dará naturalmente y sin conflictos […] Además, podremos encontrar el modo de salir de una economía de mercado y de finanzas, que no da al trabajo el valor que corresponde, y orientarla hacia aquella en la que la actividad humana es el centro […] Sindicato es una palabra bella que proviene del griego dikein (hacer justicia), y syn (juntos). Por favor, hagan justicia juntos, pero en solidaridad con todos los pobres, marginados y excluidos del sistema”.

Su mensaje a la Asamblea de la Academia Pontificia para la Vida en febrero de 2019, reunida con el tema: "Roboética. Personas, máquinas y salud ", decía: “A este respecto, conviene señalar que la denominación de “inteligencia artificial”, aunque ciertamente de efecto, puede ser engañosa. Los términos ocultan el hecho de que, a pesar del útil cumplimiento de las tareas serviles (es el significado original del término “robot”), los automatismos funcionales siguen estando cualitativamente distantes de las prerrogativas humanas del saber y del actuar. Y por lo tanto pueden llegar a ser socialmente peligrosos. Además, el riesgo de que el hombre sea ‘tecnologizado’, en lugar de la técnica humanizada, ya es real: a las llamadas “máquinas inteligentes” se atribuyen apresuradamente las capacidades que son propiamente humanas.

Necesitamos entender mejor qué significan, en este contexto, la inteligencia, la conciencia, la emocionalidad, la intencionalidad afectiva y la autonomía de la acción moral. Los dispositivos artificiales que simulan las capacidades humanas, en realidad, carecen de calidad humana. Hay que tenerlo en cuenta para orientar su regulación de uso y la investigación misma, hacia una interacción constructiva y equitativa entre los seres humanos y las últimas versiones de las máquinas. Las máquinas, de hecho, se propagan en nuestro mundo y transforman radicalmente el escenario de nuestra existencia. Si conseguimos tener en cuenta estas referencias también en los hechos, el extraordinario potencial de los nuevos descubrimientos puede irradiar sus beneficios a cada persona y a toda la humanidad.

El debate en curso entre los mismos especialistas ya muestra los graves problemas de gobernabilidad de los algoritmos que procesan grandes cantidades de datos. Asimismo, también plantean graves cuestiones éticas las tecnologías para la manipulación del patrimonio genético y de las funciones cerebrales. En cualquier caso, el intento de explicar todo lo que atañe al pensamiento, a la sensibilidad, al psiquismo humano sobre la base de la suma funcional de sus partes físicas y orgánicas, no explica la aparición de los fenómenos de la experiencia y la conciencia. El fenómeno humano supera el resultado del ensamblaje calculable de los elementos individuales. También en este contexto, el axioma según el cual el todo es superior a las partes adquiere una nueva profundidad y significado “

Para concluir, comparto con vosotros un resumen del discurso de Francisco de este año, a los participantes de la Asamblea de la Academia Pontificia por la vida, el 28 de febrero de este año 2020:

“La innovación digital toca todos los aspectos de nuestras vidas, tanto personales como sociales. Afecta nuestra forma de entender el mundo y a nosotros mismos. Está cada vez más presente en la actividad humana e incluso en las decisiones humanas, por lo que está alterando nuestra forma de pensar y actuar. Las decisiones, incluso las decisiones más importantes, como por ejemplo en los campos médico, económico o social, son ahora el resultado de la voluntad humana y una serie de entradas algorítmicas. Un acto personal es ahora el punto de convergencia entre un input que es verdaderamente humano y un cálculo automático.

Sin duda, la humanidad ya ha experimentado profundas conmociones en su historia: por ejemplo, la introducción de la máquina de vapor, o la electricidad, o la invención de la imprenta que revolucionó la forma en que almacenamos y transmitimos la información. En la actualidad, la convergencia entre diferentes campos del conocimiento científico y tecnológico se está expandiendo y permite intervenir sobre fenómenos de magnitud infinitesimal y alcance planetario, hasta el punto de desdibujar fronteras que hasta ahora se consideraban claramente distinguibles: por ejemplo, entre materia inorgánica y orgánica, entre lo real y lo virtual, entre identidades estables y eventos en constante interconexión.
A nivel personal, la era digital está cambiando nuestra percepción del espacio, del tiempo y del cuerpo. Está inculcando un sentido de posibilidades ilimitadas, incluso cuando la estandarización se está convirtiendo cada vez más en el principal criterio de agregación. Se ha vuelto cada vez más difícil reconocer y apreciar las diferencias. En el nivel socioeconómico, los usuarios a menudo se reducen a "consumidores", presa de intereses privados concentrados en manos de unos pocos. De los rastros digitales dispersos en Internet, los algoritmos ahora extraen datos que permiten controlar los hábitos mentales y relacionales, con fines comerciales o políticos, frecuentemente sin nuestro conocimiento. Esta asimetría, por la que unos pocos elegidos saben todo sobre nosotros y nosotros no sabemos nada de ellos, entorpece el pensamiento crítico y el ejercicio consciente de la libertad. Las desigualdades se expanden enormemente; el conocimiento y la riqueza se acumulan en unas pocas manos con graves riesgos para las sociedades democráticas. Sin embargo, estos peligros no deben restar valor al inmenso potencial que ofrecen las nuevas tecnologías. Nos encontramos ante un regalo de Dios, un recurso que puede dar buenos frutos […]

Como creyentes, debemos dejarnos desafiar, para que la palabra de Dios y nuestra tradición de fe nos ayuden a interpretar los fenómenos de nuestro mundo e identificar caminos de humanización, y por tanto de evangelización amorosa, que podamos recorrer juntos […]

Teniendo esto en cuenta, la mera formación en el uso correcto de las nuevas tecnologías no resultará suficiente. Como instrumentos o herramientas, estos no son "neutrales", ya que, como hemos visto, dan forma al mundo y comprometen las conciencias a nivel de valores. Necesitamos un esfuerzo educativo más amplio. Es necesario desarrollar razones sólidas para promover la perseverancia en la búsqueda del bien común, incluso cuando no se aprecia una ventaja inmediata. Existe una dimensión política en la producción y uso de la inteligencia artificial, que tiene que ver con algo más que la expansión de sus beneficios individuales y puramente funcionales. En otras palabras, no basta simplemente con confiar en el sentido moral de los investigadores y desarrolladores de dispositivos y algoritmos. Es necesario crear cuerpos sociales intermedios que puedan incorporar y expresar las sensibilidades éticas de usuarios y educadores […]

Empezamos a vislumbrar una nueva disciplina que podríamos llamar “el desarrollo ético de los algoritmos” o más simplemente “algor-ética” […] En nuestra búsqueda común de estos objetivos, los principios de la doctrina social de la Iglesia pueden aportar una contribución fundamental: la dignidad de la persona, la justicia, la subsidiariedad y la solidaridad. Son expresiones de nuestro compromiso de estar al servicio de cada individuo en su integridad y de todas las personas, sin discriminación ni exclusión. La complejidad del mundo tecnológico nos exige un marco ético cada vez más claro, para que este compromiso sea realmente efectivo.

El desarrollo ético de algoritmos - algor-ética - puede ser un puente que permita que esos principios entren concretamente en las tecnologías digitales a través de un diálogo interdisciplinario efectivo. Además, en el encuentro entre diferentes visiones del mundo, los derechos humanos representan un importante punto de convergencia en la búsqueda de un terreno común. En la actualidad, parece necesaria una nueva reflexión sobre los derechos y deberes en este ámbito […] Los invito a continuar con audacia y discernimiento, mientras buscan formas de aumentar la participación de todos aquellos que tienen en el corazón el bien de la familia humana”

No quisiera acabar sin esta anécdota que cuenta Francisco en una audiencia con expertos ecologistas:

“El otro día, una persona me preguntaba hablando de la inteligencia artificial —tenemos en el Dicasterio de Cultura un grupo de estudio de muy alto nivel sobre la inteligencia artificial—: “Pero la inteligencia artificial, ¿podrá hacerlo todo?”. — “Los futuros robots serán capaces de hacer todo, todo lo que hace una persona. ¿Excepto una cosa? — dije— ¿Qué es lo que no pueden hacer?” Y esa persona pensó un poco y dijo: “Sólo les faltará una cosa: la ternura”. Y la ternura es como la esperanza. Como dice Péguy, son virtudes humildes. Son virtudes que acarician, que no afirman... Y creo —me gustaría subrayarlo— que, en nuestra conversión ecológica, debemos trabajar en esta ecología humana; trabajar en nuestra ternura y capacidad de acariciar... Tú, con tus hijos... La capacidad de acariciar, que es algo para vivir bien en armonía. 

INTENCIONS DEL PAPA Tardor 2020 

Relación personal con Cristo
José Manuel Marhuenda. (Valencia)

Algunas personas que se definen como “cristianas” se limitan a afirmar su fe en Jesucristo, pero no se acercan a Él, no buscan el encuentro personal y comunitario con su persona. Otros reducen su ser cristiano a cumplir unas prácticas religiosas, que apenas tienen relación o incidencia en su vida cotidiana, no se dejan cuestionar su vida por la persona de Jesús y su mensaje. Y otras personas porque mantienen unas creencias que han aceptado desde la infancia con mayor o menor convicción, pero sin descubrir a Jesús como el sentido fundamental y último de su vida.

Sin embargo, ser cristiano es seguir a Cristo. Y para que ese seguimiento sea coherente, se requiere tener una relación personal con Él, para que el seguidor, el cristiano, haga suyas las actitudes, los sentimientos y valores de Cristo. Y, como toda relación personal, la relación con Cristo necesita tiempo, dedicación y cuidado.

De ahí la invitación que el Papa Francisco nos hace en su intención de oración del mes de diciembre: “Que nuestra relación personal con Cristo se alimente de la Palabra de Dios y de una vida de oración”. Y en esto, como en todo, Cristo nos ha mostrado el camino a seguir.
Hace unos días leíamos el pasaje del Evangelio de San Lucas 4, 38-44 donde vemos que Jesús reza en público (v. 38): “Salió de la sinagoga…” y de nuevo vemos a Jesús orando, pero ahora en solitario (v. 42): “Al hacerse de día, salió hacia un lugar solitario”.

Jesús, como muchos judíos piadosos, iba a la sinagoga, recitaba de memoria los salmos, balanceándose a derecha y a izquierda, tal como la Ley recomendaba, a fin que la Palabra de Dios penetrara hasta en los ritmos vitales corporales, como vemos que todavía hacen los orientales.

Sí, Jesús, aún siendo el Hijo de Dios, meditó, reflexiono, rumió las Palabras de la Biblia. Jesús, a lo largo de toda su vida, tiene tiempo para la plegaria pública, en la sinagoga, y tiempo para la oración solitaria, de corazón a corazón con su Padre, para poder descubrir la voluntad de Dios. Jesús sin esa oración no podía vivir. La oración es para Él, y tiene que ser para nosotros, tan necesaria como el aire que respiramos, o el comer para alimentarnos.

En los dos versículos iniciales (v. 38. 42) encontramos el verbo “salió”. La oración con el Padre, el encuentro con el Padre, no es para sí mismo, no se centra en Él, no es egocéntrica. Es todo lo contrario. Nuestra oración cristiana se diferencia así de “la oración” que sólo busca el bien de uno mismo, la paz interior, sin preocuparse del bien y la mejora de los demás. Pero también los cristianos corremos el peligro de hacer una oración egoísta, pensando y pidiendo sólo por los nuestros. Siempre en nuestra oración tenemos que tener una dimensión comunitaria :“hemos de dejar las babuchas de nuestro `ego´ a la puerta y revestirnos de la túnica del `nosotros´” (Juan Mª Uriarte). Hacer vida uno de los himnos de la Liturgia de las Horas:

Padre nuestro,
Padre de todos,
líbrame del orgullo
de estar solo.
Lo que Jesús nos propone es la coherencia de vida, fruto de nuestra oración con el Señor

No vengo a la soledad
cuando vengo a la oración,
pues sé que, estando contigo,
con mis hermanos estoy;
y sé que, estando con ellos,
Tú estás en medio, Señor.
No he venido a refugiarme
dentro de tu torreón,
como quien huye a un exilio
de aristocracia interior.
Pues vine huyendo del ruido,
pero de los hombres no.
Allí donde va un cristiano
no hay soledad, sino amor,
pues lleva toda la Iglesia
dentro de su corazón.
y dice siempre «nosotros»,
incluso si dice «yo». Amén.

No podemos caer en una oración cómoda, desencarnada; no podemos hacer o decir como Pedro en el Tabor: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres chozas…” (Mc 9, 5). Jesús nos transfigura.

Tampoco podemos caer en una oración pietista. Jesús nos llama, nos invita a cada uno a seguirle para que salgamos de nuestro “yo”, no para encerramos con la obsesión del propio perfeccionamiento. El seguidor de Jesús compromete toda su vida, y por tanto nuestra oración nos debe llevar a cumplir la voluntad del Padre, haciendo vida lo que hemos vivido en la oración, lo que el Padre con su Palabra y en la oración nos ha dado a conocer.

Ser cristiano es seguir a Cristo, tener con Él una relación personal. Y esto supone, como hizo Él, alimentarnos de la Palabra de Dios, para ir haciéndola vida, en el día a día, llevando a la práctica lo que vamos descubriendo que el Padre quiere de nosotros.

En varios pasajes del Evangelio vemos como Jesús hace hincapié en hacer vida la Palabra de Dios: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 8, 21) “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 11, 28). Lo que Jesús nos propone es la coherencia de vida, fruto de nuestra oración con el Señor. La oración y la vida cristiana tienen que ir a la par, por eso el Papa nos la propone como un medio para cuidar nuestra relación personal con Cristo.

Cuando nuestra oración es auténtica no se convierte en una búsqueda narcisista de nuestra autosatisfacción interior. Llevar una vida de oración significa que llevamos a la oración la vida, una oración que nace de la vida, lo vivido, llevamos a la gente con sus rostros concretos, sus nombres, con los problemas y las alegrías, las preocupaciones y las esperanzas; y en ese encuentro de oración, en esa relación personal con Cristo, le escuchamos en su Palabra.

Y cuando salimos de la oración, tenemos que hacer vida todo lo orado a lo largo del día, a lo largo de la vida. Como cristianos, vamos viviendo y realizando lo que hemos rezado, lo que Cristo nos ha ido diciendo que quiere que hagamos para colaborar con Él en la construcción de su Reino.
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