La Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia presentó oficialmente la nueva Cátedra Yves Congar el miércoles, 16 de diciembre, en un acto que contó con su intervención y que suscitó posteriormente gran interés on-line. Su conferencia se titulaba ´El encuentro con el otro como teofanía. La teofanía del diálogo`”.
D. Javier en su conferencia nos invitaba a asumir lo que significa el diálogo en la fraternidad… con respeto, es más, con amor; a favor de todos y no en contra de nadie. Quisiéramos profundizar sobre esta temática, presentándole algunas preguntas que han llegado a nuestra redacción:
COVID 19
1. ¿La crisis de la pandemia, en realidad, está exacerbando la crisis de diálogo en el mundo?
La pandemia es un acelerador de procesos en dos direcciones opuestas: una hacia la crispación, el aislamiento y la desconfianza en los “otros”, lo cual proviene de la angustia y del temor generalizados que está provocando esta situación, y la otra dirección es hacia una apertura de horizontes y una consciencia planetaria creciente ante la evidencia de la interconexión que existe entre todos y de la oportunidad que aún tenemos de redirigir este gran coloso que ha sido detenido.
2.¿Cómo podríamos ir a las raíces humanas de estas crisis, para poder allí centrar la cura?
Creo que la clave está en la capacidad de escucha para poder responder adecuadamente, no a corto plazo sino a largo plazo. Se nos está dando la oportunidad de detenernos pero no para que nos paralicemos o nos colapsemos, sino para que nos demos tiempo para ESCUCHAR realmente. Y eso en tres ámbitos: escuchar el mensaje que nos trae el coronavirus en relación con la tierra y su advertencia a que dejemos de ser depredadores respecto a ella y entre nosotros; escucharnos a nosotros mismos para poner nombre a nuestros temores en lugar de camuflarlos o de excitarlos con estadísticas e informaciones tóxicas y confusas; y escucharos unos a otros para compartir nuestras inquietudes, nuestros anhelos y nuestras fidelidades, que son la materia prima de nuevas alternativas.
3. ¿Cómo se deberían superar las consecuencias de la pandemia?
Primeramente, diría que dejando de tener miedo a la muerte y a la enfermedad; tratar de aprender a acogerlas como maestras, no como enemigas; una sociedad que elude estos dos límites es incapaz de generar sabiduría, solo genera técnica; en segundo lugar, dejar de temer la privación y la renuncia y convertirlas en fuerzas de solidaridad y de cercanía de unos a otros en lugar de fomentar el aislamiento y la angustia de una carencia que muchos casos es solo imaginaria; en tercer lugar, fortalecer el espacio interior que hay en nosotros y descubrir la lucidez, la fuerza que emanan de él; en cuarto lugar, sorprendernos de que la desprogramación puede ser una gran fuente de creatividad e introducirla más en nuestra vida, no porque no haya más remedio, sino porque nos permite vivir más presentes en el Presente. Y en el presente, lo que hay es Presencia. Esta Presencia es la fuente de la vida, no nuestras programaciones.
4. ¿De qué forma podría unificarse un poco más el mundo de hoy?
Ya lo estamos haciendo, mucho más de lo que creemos. Pero la unificación no ha de hacerse desde arriba (globalismo) sino desde abajo (universalismo). Este es el mensaje de la última encíclica del Papa Francisco.
TERRORISMO
5. ¿Cómo hay que seguir dialogando en el mundo entero, sin descanso, contra el extremismo?
Reconociendo que este extremismo está también en nosotros y comprendiendo que es una reacción a no quedar absorbido en el “otro”. Es decir, ir una y otra vez hacia el “otro” sin juzgarlo, sino comprendiendo el pánico camuflado que hay en su reacción, que es directamente proporcional a su tensión. Eso implica tener conocimiento de nosotros mismos y aceptar humilmente que nos parecemos todos, aunque nuestras reacciones sean diferentes. Solo cuando hay verdadera comprensión se puede responder del modo adecuado en lugar de agravar más la situación.
6. ¿Sería posible una respuesta unida, es decir, con la voz de todos los países de la Unión, de todos los cristianos, ateos, agnósticos, musulmanes, judíos?
Está siendo posible cada vez más. Con todo, démonos cuenta de que a veces estamos más unidos con algunos de otra confesión que con algunos de la propia. Hablar de unión entre cristianos, entre los musulmanes, etc., es una abstracción porque la desunión entre los mismos católicos o entre sunitas y shiitas u otras facciones internas de cualquier confesión pueden ser más duras que las que nos “separan” de otra religión. No sé si la unión pasará a través de las religiones, sino de ESO que las trasciende a todas y las contiene a todas, por encima de los nombres que nos sobrepasan y que tendemos a apropiarnos.
7. ¿Unidos de forma civilizada o domesticados por las Naciones Unidas?
Lo más sublime es susceptible de convertirse en lo más perverso. Hemos de estar atentos, como en todo.
SOCIEDAD
8. La democracia, ¿está muy agrietada y corre peligro?
La democracia requiere una madurez que está siempre por alcanzar. Avanzamos y retrocedemos en este difícil ejercicio de dejarnos espacio unos a otros y de aceptar que, por unos años, nos va a gobernar personas en las que no creemos o cuya visión de las cosas no compartimos pero en quienes otros sí creen y comparten. Por otro lado, vivimos en una sociedad cada vez más compleja y hay que tener una gran capacidad psíquica y cognitiva para conjuntar tantos frentes y avanzar conjuntamente. Además han aparecido unas corporaciones económicas supraestatales cuyo poder nos sobrepasa, aunque somos nosotros quienes en verdad les damos poder al consumir acríticamente lo que nos ofrecen.
9. ¿Hay que superar todavía el nacionalcatolicismo en España?
Todavía hay resquicios de pretender dominar o controlar el espacio público. Considerar que la Iglesia católica es la garante de la moralidad social me parece de una gran miopía. Pero el Espíritu que alienta sobre la historia se encarga de ir poniendo a cada uno en su lugar y este lugar hoy, en España, es compartido e irreversiblemente plural.
10. Las ideologías sectarias, ¿están deconstruyendo España?
El término “ideología sectaria” ya contiene un juicio y ese juicio no ayuda a comprender lo que sucede. Expresarse sin juzgar ni etiquetar es la condición de posibilidad para comprender. Si el otro no se reconoce en lo que estoy diciendo de él es que todavía no lo conozco. Esto requiere tiempo, paciencia y una gran generosidad cognitiva por parte de todos.
11. ¿En estos momentos estamos ante una sociedad nihilista, que ni siquiera quiere preguntarse por la verdad?
No lo veo así. Es cierto que estamos en una sociedad descantada que no quiere absolutizar ninguna verdad porque la palabra “verdad” contiene un absolutismo latente muy peligroso en animales parciales y viscerales como todavía somos los humanos. Muchos temen la pregunta por la “verdad” por la cantidad de equivocaciones acumuladas a lo largo de la historia. Para mí, la verdad está cada vez más cerca de la vida. Donde hay vida y se genera vida, hay verdad. Creo que la gente está cerca de la Vida, y esa es su Verdad. Enunciarla puede ayudar o no. Tal vez nos convenga una temporada de via apofática.
12. En temas como el aborto, la eutanasia, la ideología de género, la deriva del feminismo…. ¿De qué forma hay que seguir hablando de diálogo?
No hay que hablar de diálogo sino que hemos de practicar realmente en diálogo y ello requiere un éxodo continuo y muy exigente: ir de mi hacia el otro sin dejar de ser mí mismo. - Señor, ¿cuántas veces? -Setenta veces siete.
10. ¿Ya basta de decir que el aborto es el derecho a decidir?
Este grito de guerra dejará de ser necesario cuando se comprenda lo que quiere decir. Ninguna frase se basta a sí misma. Necesitamos la afirmación contraria para que aquello a lo que se apunta sea completo. Hay que escuchar lo que hay detrás de lo que unos y otros dicen, porque “todo depende del dolor con que se mira”. Hasta que no se llega al dolor de donde surge, la frase no se comprende. Y cuando se ha comprendido, entonces se puede cambiar de frase. Antes no.
11. Nace ÁBSIDE MEDIA, la plataforma que aúna a los medios de comunicación de la Iglesia española. ¿Valora este tipo de estructuras?
Es bueno coordinarse interiormente entre grupos afines mientras no se refuerce la endogamia ni se imponga un pensamiento único.
Sovint em faig la pregunta que encapçala este article, i no arribe fàcilment a una conclusió.
Este és un dels últims comentaris del pare jesuïta Norberto Alcover, que he llegit en la xarxa:
«El mateix títol de la Sagrada Família, ja sembla antic. Les famílies actuals, en general, ni són sagrades ni miren al Temple de Jerusalem, en què el Senyor va ser presentat. Ma mare, ja en la seua ancianitat, em va descobrir que, pocs dies després de nàixer, la meua àvia Catalina i ella mateixa em van presentar al Senyor a Montesión, perquè vivien al costat. Des que m’ho va explicar, romanc pensatiu sobre les conseqüències d’aquella devota decisió. Ací estic, ara jo mateix soc ancià, i contemple la família actual amb gest de gravetat: m’agradaria saber cap a on es dirigix i què pensa fer amb el concepte de compromís. Perquè després d’este concepte, i uns altres semblants, es tanquen l’entusiasme sociològic per l’avortament i la recentment legislada eutanàsia, com si foren dos meravelles del cervell humà. Però nosaltres, els catòlics, sabem molt bé de què va el pensament eclesial, amb tots els matisos que es vulga: el problema és que, en moltes ocasions, ens avergonyix proclamar-lo i defensar-lo. Callem perquè els adversaris salten al primer interrogant, i a més ens titlen de troglodites. Doncs no. Nosaltres defensem el que creem, i esta fe ens manté esperançats davant del futur. Les modes passen i els dogmes sociopolítics es diluïxen en els dies de la història. En un moment donat, sectors de la societat miraran cap arrere i es preguntaran per què legislem el que hem legislat. I ens recordaran com una societat que, portada pel més fàcil, va disposar que la Família es destruïra des de dins i des de fora, sense substituir-la amb res de res. A això li diem “pensament dèbil” o “societat líquida”, quan els dèbils i líquids som cadascú de nosaltres. Un objectiu: encarar la realitat, analitzar-la sense exorcismes de pacotilla, proclamar el resultat i dir sí al sí i no al no. La resta solament ens conduirà a un pantà intransitable. Sense perdre l’humor».
Reflexió que estic pensant en veu alta i comentant-la amb la família i amics.
Per a mi els pares jesuïtes són els que millor han portat endavant el missatge del concili Vaticà II, en temes diversos: els immigrants i refugiats; apostolat social; revolució cultural; discerniment pastoral; la injustícia, la pluralitat; la família, etc.
Recentment, he pogut escoltar els jesuïtes Javier Melloni i Javier Tatay en la Facultat de Teologia de València. Excel·lents, les seues conferències... Magnífics, els debats posteriors! I des de fa molts anys m’he sentit vinculat al Centre Arrupe de València. Així és que tinc coneixement d’una llarga llista de pares jesuïtes, que amb la seua saviesa i bon fer han col·laborat de formes diferents en la pastoral i en la cultura de la diòcesi de València.
Tinc un amic que, quan parlem sobre per qui prenen partit els jesuïtes, em recorda una frase que va aprendre de Balzac: “La policia i els jesuïtes tenen la virtut de no abandonar mai ni els seus enemics ni els seus amics”. I una altra: “Un jesuïta i una sogra, saben més que una colobra”. Dites un tant escèptiques.
Per qui prenen partit els jesuïtes? Personalment, no sé molt bé en termes teològics què dir... Però allò que més m’interessa és trobar persones que amb el seu saber, intel·ligència i testimoniatge de vida m’ajuden a creure i a possicionar-me davant dels problemes socials actuals, amb la tradició cristiana viscuda en llibertat.
Els pares jesuïtes prenen partit pel Papa i pels més pobres, per la doctrina social de l´Església enfront dels “llops intel·lectuals”. Amb un pensament original, fresc, coherent, profund. Sense donar explicacions simples dels temes complexos, però dient al sí que és sí i al no que és no. Per a mi cada un dels pares jesuïtes és un signe d´allò que ens cal fer: prendre partit pels qui sofrixen.