Muchas veces hemos escuchado y utilizado la expresión “por amor al arte”, a veces incluso de forma despectiva. En ocasiones, cuando nos encontramos en ambientes de voluntariado, o cuando alguien realiza una acción altruista; si alguien quiere menospreciar la acción puede utilizar esta expresión: “lo hace por amor al arte”, es decir, sin ningún beneficio, al menos económico.
Esta expresión, evidentemente, tiene su origen en el mundo de los artistas, ligada a la vocación propia del artista, que realiza su obra por el mero hecho del “amor al arte”. Según la RAE, el arte es una actividad, una “manifestación humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada”. Este tópico de la figura de los artistas que crean sus obras solo por hobby, hace ver el arte desde una mirada muy estrecha.
Para muchos artistas, la expresión artística, sea pintura, música, danza, teatro, cine o literatura, hace que su vocación artística vaya más allá de una acción “desinteresada”, y se convierta en un “estilo de vida”. El arte se convierte para los artistas es su modo de vivir, incluso llega a ser una necesidad vital. El artista necesita crear, plasmas en su obra su propia esencia. ¿Cuántos pintores habrán pasado horas en su taller creando en un lienzo? o ¿cuántos músicos habrán estado más de una noche en vela frente a una partitura? o ¿cuántos bailarines han ensayado horas y horas delante de un espejo? Ante estas cuestiones, ¿podemos continuar afirmando que los artistas lo hacen todo “por amor al arte”? ¿Dónde queda es esfuerzo, las horas en vela o de ensayo?
Muchas personas, aunque sea en el colegio, han dibujado, pintado, realizado alguna obra de teatro, o han tocado algún instrumento. ¿Alguien recuerda las horas de trabajo para aprender a dibujar, pintar “sin salirse de la línea”, o estudiar un papel para una función ensayando horas y horas? Quizá tengamos que ampliar nuestra mirada y pensar dos veces antes de lanzar la expresión “por amor al arte” u otras similares, pues así nos pondremos un poco más en el mundo del otro, del artista, que necesita expresar su arte, de manera desinteresada, puede ser, pero convertido en su estilo de vida, en su forma de ser y de vivir.
Los pintores, actores, escritores, bailarines, músicos… los artistas, al fin y al cabo, convierten su vocación en su estilo de vida, que va más allá de un hopbby. Es por este motivo, por el cual podemos entender el esfuerzo que realizan los artistas, como las interminables horas de ensayo, o las horas en el taller frente a un lienzo, o ante la pantalla de un ordenador creando personajes y tramas narrativas. El artista necesita crear, es su estilo de vida, donde el arte puede convertirse para él en su arma y escudo.
Está claro que los artistas “no viven del aire”, y su trabajo se pone en valor en las salas de exposiciones, en el escenario de un teatro o en las pantallas de cine. Es aquí donde entramos en juego cada uno de nosotros. El coronavirus está trayendo graves consecuencias en nuestra sociedad, y una de ellas es en el ámbito de la cultura. Son muchos los museos que están ofreciendo entradas reducidas o incluso gratuitas para que la gente visite sus colecciones, los teatros ofrecen nuevas funciones, abonos con tarifas económicas; y los acto-res invitan a que se vuelvan a llenar las butacas y salas de cine.
Hace un par de años, se inició el proyecto #NOPORAMORALARTE, en redes sociales, para dar visibilidad, reconocimiento y apoyo al trabajo de los artistas. Desde el 2018, esta iniciativa social apoya el trabajo de artistas plásticos, actores, escritores, fotógrafos, ilustradores, diseñadores… Muchas personas profesionales del arte y la cultura no cuentan con el apoyo profesional y económico, y muchas veces tienen que trabajar “por amor al arte”.
El mundo del arte y la cultura siempre se ha nutrido de las personas, de los “espectadores” que “consumen arte”. Nosotros somos quienes ponemos en valor el esfuerzo y el trabajo de los artistas, yendo a los museos, teatros, conciertos… Quizá ahora, cuando acabes de leer este artículo, sea un buen momento para planificarte una tarde cultural visitando un museo o disfrutando de una obra de teatro. También puedes comprar un buen libro y sumergirte en sus páginas. ¿No es así como también nos deleitamos del arte nosotros, disfrutando de él “por amor al arte”?