"No entiendo una teología separada de la vida”
PERSONALES
- Este número de nuestra publicación tiene como tema del mes “Mundo”. En términos teológicos, ¿qué es lo primero que le sugiere esta palabra?
La realidad salida de las manos de Dios, amada por él; y el lugar fundamental donde los cristianos, a la vez, somos y realizamos nuestra existencia (ser) y donde hemos sido enviados en la misma misión de Jesús.
- ¿Cómo se puede definir su perspectiva teológica?
He tenido una formación clásica en las Universidades Pontificias de Salamanca y Gregoriana de Roma. De la mano de mis maestros Olegario González de Cardedal y Luis Ladaria he profundizado sobre todo en la teología alemana del siglo XX en autores como Rahner y Balthasar desde donde he afrontado cuestiones fundamentales de teología dogmática y fundamental en la profundización del contenido de la fe en Dios y la justificación racional de la inteligencia de esa fe en la sociedad contemporánea. Con el sacerdote salmantino Marcelino Legido entendí la necesidad de hacer una teología conectada con la vida y la espiritualidad para el mundo de hoy. La enseñanza de la teología en la Universidad Pontificia Comillas me ha hecho centrarme en la teología trinitaria, la teología de la salvación y la teología del ministerio ordenado, siempre con la voluntad de ofrecer una visión amplia y sistemática de estas cuestiones con una voluntad de ser comprensible a los alumnos. Me gusta afrontar las cuestiones teológicas desde su densidad dogmática, la riqueza de la tradición y la hondura existencial que están implicadas en ellas.
- En la base de su teología, ¿qué experiencia la sustenta?
Mi quehacer teológico se sustenta en la experiencia de la vida cristiana y en concreto en la vida y el ejercicio del ministerio apostólico. Para mí la teología nació como un gesto de amor a la persona de Cristo a la que he consagrado mi vida y desde esta consagración personal entiendo esta particular “consagración a la verdad” (Jn 17,17) que es la teología. No entiendo una teología separada de la vida. La liturgia y la oración, el anuncio del evangelio, la relación con el pueblo de Dios, la vida cotidiana en todas sus dimensiones son el fundamento concreto de mi vocación y tarea como teólogo.
- ¿Cómo se vincula usted con lo divino?
A través de los acontecimientos cotidianos de la vida y de las personas que están en medio de ellos. Estoy atento especialmente a la voz de Dios en el interior de la conciencia y me abro a él en la escucha de la palabra y en la contemplación de su rostro en la oración cotidiana.
- Pensar la vida desde la fe, ¿qué supone para usted?
Abrir esta vida a sus máximos límites y horizontes en los diferentes órdenes en los que la vida humana se desarrolla; a la vez que tratar de ajustar esta vida a la forma de vida evangélica y vivirla desde la conciencia moral que esta fe implica.
TEOLOGÍA-MUNDO
- En el diálogo permanente con el mundo de hoy, ¿dónde habría que poner el énfasis teológico en el momento presente?
En la novedad que supone la revelación del Dios de Jesucristo y la atención a la comprensión del ser humano y sus estructuras fundamentales para mostrar que acoger libremente esta revelación lleva a plenitud el anhelo y el deseo que cobija en su interior.
- Si nos referirnos a la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et Spes), ¿qué nos queda por hacer?
La Gaudium et Spes sigue siendo un programa fundamental para la vida y la misión de la Iglesia en el mundo. Siempre tendremos ahí los gozos y las esperanzas de los hombres de nuestro tiempo, sus angustias y sus sufrimientos, para hacerlos nuestros, mostrando nuestra empatía y solidaridad. No olvidaría de esta constitución la síntesis antropológica en perspectiva cristológica que nos ofrece el capítulo II en los números 12-22. Aquí es donde se encuentra el desafío cultural más importante en la actualidad. Las cuestiones sociales, ecológicas, económicas, éticas, etc. que son tratadas posteriormente en la segunda parte y otras nuevas que puedan surgir tienen aquí, en la comprensión antropológica, su clave y su raíz. Ahí es donde confluyen todas ellas y donde se sitúa el diálogo y la confrontación con las propuestas culturales y sociales en la actualidad.
- ¿Dónde está el futuro de la teología ministerial presbiteral?
En saber articular cuatro perspectivas fundamentales que estuvieron presente en el Concilio Vaticano II. El presbítero es un discípulo; un apóstol; un hermano y un hombre. Es decir, en saber integrar, por un lado, la condición discipular y apostólica del ministerio (dimensión cristológica), con la condición fraterna y secular (dimensión eclesial-pneumatológica).
- ¿Se está haciendo teología para otro mundo posible, con relación a la mujer?
Sí, especialmente realizada cada vez por más mujeres, muy competentes y que abrirán nuevas perspectivas a la teología y a la sociedad. No pensaría tanto en aquellas teólogas que quieren adquirir prestigio exclusivamente por ser mujeres, sino aquellas mujeres que están haciendo teología desde su propia perspectiva femenina y con la seriedad y el rigor que toda ciencia requiere. Y aquí tenemos teólogas en todos los ámbitos de la teología: bíblica, historia, patrística, dogmática, moral… y más que llegarán en el futuro pues cada vez, gracias a Dios, hay más mujeres que se dedican con gran rigor y pasión a la teología.
- Si buscamos una teología para transformar el mundo de la cultura, ¿qué lectura nos sugiere?
Es difícil pensar en un solo autor o un único libro en esta perspectiva. ¿Quién es ahora el Orígenes del siglo III, el Agustín del siglo V, el Tomás del siglo XIII que fueron capaces de asumir la cultura de la época y expresar en ella de forma plena la novedad del Evangelio de Cristo? En el siglo XX me vienen a la mente mis dos grandes maestros: Karl Rahner y von Balthasar. Cada uno, de forma diferente, fueron capaces de establecer este diálogo fecundo entre Evangelio y cultura. Aquí podemos mencionar también a otros como Karl Barth, Paul Tillich, Henri de Lubac… De los grandes autores todavía vivos con esta gran preocupación de mostrar la verdad del cristianismo ante la cultura actual para transformarla diría que Joseph Ratzinger. La edición de las obras completas de estos autores nos muestra la amplitud y grandeza de su pensamiento. Leerlos a ellos siempre es fecundo.
- ¿De qué forma su teología trinitaria aporta luz sobre Dios, el hombre y el mundo?
Con mi teología trinitaria intento subrayar el carácter trascendente de Dios, es decir, que Dios es misterio; pero no como realidad difusa o lejana de la vida, sino como Emmanuel, Dios con nosotros. El misterio de Dios remite a la encarnación del Hijo y la comunicación del Espíritu como el Deus pro nobis. Por eso, junto a este carácter trascendente está su esencial carácter personal. Desde aquí se proyecta una luz sobre el hombre y el mundo, ya que ese hombre ha sido creado a su imagen y semejanza, compartiendo con Dios su dimensión trascedente y personal, y el destino del mundo es participar de la vida de Dios, hasta que Dios sea todo en toda la realidad (panenteísmo).
- ¿Qué caminos necesitamos abrir para formular una nueva teología sistemática?
Ante todo, hay que ser pacientes. Los nuevos sistemas teológicos no surgen de la noche a la mañana por pura voluntad. En la historia de la teología cuando se ha producido este hecho ha venido precedido de mucho trabajo silencioso que poco a poco ha ido perforando el sistema anterior y así ha abierto la luz a nuevas perspectivas. Todavía vivimos de la gran sistematización teológica del siglo XX. Ahora toca un tiempo valle de ir trabajando y preparando la nueva síntesis que pueda aflorar en la segunda mitad o finales del siglo XXI.
- Un estudioso sostiene que, para el teólogo, los concilios no son un fin sino un comienzo. A pesar de los logros que ha supuesto el Vaticano II, no hemos de pasar por alto sus límites. ¿Se vislumbra un nuevo Concilio?
Aunque no es fácil pronosticar sobre el futuro, tal y como están las cosas en la Iglesia, es probable que el próximo papa tenga que afrontar la posibilidad de la convocatoria de un nuevo concilio orientado fundamentalmente a algunas cuestiones disciplinares que afectan a la totalidad de la Iglesia. No sé si este concilio tendrá el impacto que ha tenido el Concilio Vaticano II, pues ahora mismo no veo ni la vida de la Iglesia, ni la teología con el grado de madurez necesarias para que si se celebrara un concilio superara el anterior desde un punto de vista teológico. No me refiero a algunos temas concretos, que obviamente en 60 años hemos cambiado mucho y como decía en la pregunta hoy ya vemos sus limitaciones, sino a la renovación que se realizó de la totalidad de la vida cristiana. Aquí creo que el Vaticano II todavía tiene mucho que decir. Pero nunca se sabe, cuando la Iglesia del Señor se reúne el Espíritu de Dios siempre nos sorprende.
TEOLOGÍA-TRASCENDENCIA
- ¿Cómo explica usted a una persona corriente de la calle la radical trascendencia del Dios de Jesús?
Que Dios no puede ser confundido con ninguna realidad de nuestro mundo, no es un ídolo que podamos usar a nuestro antojo y poner a nuestro servicio; pero que a la vez está radicalmente presente en la vida, manifestándose para aquel que quiera implicarse personalmente en el proyecto de vida que él nos propone. En las parábolas Jesús nos manifiesta a un Dios que irrumpe en la vida humana de forma imprevista y desconcertante, invitándolo a la conversión. Dios viene como misterio (Mc 4), escondido en las circunstancias cotidianas de la vida, como una radical novedad que hay que saber acoger y responder con seriedad desde la libertad personal.
- ¿En qué sentido tenemos necesidad de la trascendencia oriental en los países occidentales?
En el sentido de que en Occidente necesitamos la luz, el silencio y la belleza que irradian el arte y la espiritualidad del Oriente cristiano vinculadas ante todo a la persona del Espíritu Santo. Estas dimensiones del Misterio nos pueden ayudar a completar las dimensiones que hemos subrayada desde la tradición occidental, más vinculadas a la persona de Cristo comprendido como Logos de Dios. La dimensión histórica, institucional, verbal, kenótica del cristianismo occidental ha de completarse con esta dimensión más espiritual, carismática, pneumática y gloriosa del Oriente. Más crítico sería con la tradición oriental no cristiana que nos está empujando de una forma acrítica hacia formas monistas y apersonales de comprensión del misterio de Dios que no se ajustan a la verdad de la revelación cristiana.
- ¿Qué prioridad ha de tener la actividad pastoral para cuidar la dignidad trascendente del hombre?
Subrayar ante todo el fundamento último de esta dignidad que es la esencial dimensión teologal o trascendente del ser humano, creado a imagen de Dios y llamado a la comunión con él. Otras propuestas culturales subrayarán otros aspectos, a nosotros nos toca recordar este fundamento como lo específico de la cosmovisión cristiana. Si no lo hacemos nosotros, otros no lo harán. Esto no impide que colaboremos con todos aquellos que desde un fundamento distinto al nuestro defiendan esta dignidad inviolable del ser humano.
- ¿Cómo formula usted la resurrección histórica de Jesucristo?
La resurrección de Cristo es un acontecimiento real y salvífico de Dios Padre sobre su Hijo haciendo que este pase del reino de la muerte a un nuevo ámbito de realidad, a la vida de Dios, indestructible y radicalmente distinta de todo. Es un acontecimiento real y trascendente ya que afectando al curso de la historia realmente, a su vez la trasciende, hasta el punto de que este acontecimiento significa de forma anticipada su término y finalización.