FIGURES

FIGURES Espiritualitat

Toni Catalá, o la sabiduría espiritual de la compasión

Amor, ex quo amicitia est nominata (Cicerón)

Aunque resulte obvio para todos los que pudimos tratarle, hay que comenzar recordando que Toni amó mucho; por eso tuvo tantos amigos. Además, había aprendido a aceptar ser querido, a pesar de que como él mismo confesaba, en su época de formación jesuítica lo había “desaprendido”. De ahí que arranquemos con la cita latina (seguro que a Toni, que no era de latines pero si de socarronerías, le hará sonreír desde eso que llamamos el Cielo).



Para entender el paso de Toni por nuestras vidas, valga una breve presentación: la Comunidad de Vida Cristiana es una asociación de laicos que quieren seguir la espiritualidad ignaciana, heredera directa de las Congregaciones Marianas, fundadas por el jesuita Juan Leunis en 1563. El Concilio Vaticano II implicó una profunda renovación que desembocó, entre otros aspectos más importantes, en el cambio de denominación. Compartimos la tradición espiritual que dimana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y la Compañía de Jesús tiene encomendada la asistencia espiritual.


Este camino de renovación, como cualquier otro proceso de conversión espiritual no estuvo exento de dificultades, que se prolongarían hasta bastante tiempo después del inicio del proceso formal de transformación de Congregaciones en Comunidad. Fueron tiempos de error y ensayo, como en tantas otras facetas de la Iglesia de aquella época.


Damos un salto en el tiempo y nos situamos en la ciudad de Valencia¸ en el decenio de 1990. Pocos años antes se había constituido formalmente la CVX en Valencia. Agrupaba a un centenar largo de jóvenes universitarios y de adultos jóvenes que empezaban a desarrollarse profesionalmente y formar familias.


Percibíamos que en el intento renovador de búsqueda de la frescura evangélica se nos había colado un cierto aire de maximalismo moralista, tan frecuente en grupos cristianos aperturistas a partir de los años 1970 y que tanto sufrimiento provocó y aún provoca en algunos porque acababa resultando opresivo.


Veíamos las sombras, pero no acabábamos de ver las luces. Nos hallábamos en una encrucijada. Algunos conocíamos a Toni de sus años en Nazaret, el centro para menores en situación de riesgo de los jesuitas de Alicante. Había sido destinado a Valencia y repartía su dedicación apostólica entre la Teología y el acompañamiento espiritual de personas y grupos según la experiencia ignaciana.


Le pedimos que nos acompañara espiritualmente en un momento en que, por diversas razones, carecíamos de Asistente Eclesiástico designado por la Compañía de Jesús. Toni aceptó, dejando claras sus condiciones: no vinculación canónica con la Comunidad, sino solamente acompañamiento espiritual y celebración de la Eucaristía mientras no hubiera un asistente nombrado. Después de aquel servicio siguió acompañando individualmente a muchos de nosotros y presidiendo algunas Eucaristías.


Toni no repetía simplemente lo aprendido en la Facultad de Teología, sino que lo transmitía enriquecido con lo experimentado en su propia vida, en un feed back constante con los demás y con el Señor, tan propio de los Ejercicios.


Toni amó mucho; por eso tuvo tantos amigos. Además, había aprendido a aceptar ser querido


Del tiempo que desempeñó esa tarea podemos destacar algunas aportaciones que se desprendían tanto de su autenticidad espiritual desvelada en la riqueza de su trayectoria vital, como de su lenguaje tan característico, que a veces incluso podía resultar algo difícil de seguir:

- ¿Somos “excesivamente” católicos? ¿Damos demasiada importancia a la salvación por las obras, olvidando la justificación por la Fe? ¿No estará el Maligno detrás de tanto voluntarismo en el hacer, que nos lleva a descuidar que estamos salvados porque somos criaturas de Dios?

- Jesús no impone cargas, sino que cura y hace milagros hasta en sábado por puro Amor. ¿Nos inventamos nuevas cargas moralistas, bajo apariencia de liberación de la práctica religiosa tradicional? ¿La opción por los pobres es liberadora o castrante para nosotros, los que no somos pobres?


- El Nazareno, como le gustaba referirse a Jesús, está en los que se quedan en las cunetas de la historia –“machacados y rotos”, solía añadir por si no hubiera quedado claro qué hay en las cunetas de la historia. Pero los que hemos tenido más suerte en la vida no hemos de darnos golpes de pecho por no estar en las cunetas, sino dar gracias a Dios por las oportunidades que tenemos de poder llevar la compasión y aliviar la carga de otros.


- Dar gracias por “el techo, el pan y la palabra”. El techo da seguridad afectiva, el pan es el sustento material, la palabra es la formación y el crecimiento personal. Pero todo se pone en función de los demás, sobre todo de los más vulnerables, al modo de Jesús.


- Jesús pasó haciendo el bien: “Vete y no peques más”, “Tu Fe te ha salvado”, “Si los demás no te condenan, yo tampoco te condeno”


- ¿Caemos en la cuenta del porqué se menciona a Pilatos en el Credo? No se puede ser cristiano sin asumir que Jesús muere porque pone en entredicho el poder mundano.


- De llevar el Evangelio a la vida salimos manchados, porque somos mediocres. No aspiremos a ser inocentes porque entonces no estaríamos en el mundo. El Señor nos quiere, aunque no seamos “puros” ante los demás.


En el orden intelectual, nos descubrió, entre otros, a Metz, Moltmann, Barth, Delumeau, Torres Queiruga o Prini (El cisma soterrado, ahora tan eclesialmente actual como cuando se publicó). Pero disfrutaba releyendo a los clásicos, sobre todo los relacionados con la Compañía de Jesús. Su cultura teológica era inmensa, como inmensa era su sencillez.


En fin, no podemos dejar de evocar la extraordinaria finura que ponía a disposición de quien realizaba los Ejercicios o simplemente quería crecer espiritualmente. En eso era un maestro.

Share by: