Entrevistem monsenyor Rafael Cob García, bisbe de Puyo a l’Amazones equatorià. Burgalés de naiximent, segon de set germans. Un dels germans és sacerdot diocesà, un altre és missioner de la SAFA; també té una germana religiosa Filla de la caritat; els altres germans, casats. Sa mare té 96 anys i resa cada dia pels seus fills i per les missions. Després de molts anys exercint el seu ministeri pastoral a Puyo, el Papa Joan Pau II el 6 de gener de 1999 el consagrà bisbe de Puyo. Ha participat en el sínode per l’Amazones i és membre de la recent creada conferència ecclesial Amazònica. El Vicariat Apostòlic de Puyo está situat a la zona central de la Regió Amazònica Equatoriana. Comprén la província de Pastaza, per l’est fa frontera amb Perú. L’extensió aproximada és de 30.000 Km. quadrats. El 90% és selva verge.
Monseñor Rafael, gracias por conceder un tiempo a la revista CRESOL, me consta que usted la recibe y lee en Puyo. Aprovechamos sus merecidas vacaciones en su burgalés pueblo de la Horra para hacerle algunas preguntas en relación a la Iglesia en la Amazonía, el sínodo que tuvo lugar en Roma y los desafíos que plantean las iglesias indígenas de América Latina.
1.- ¿Qué ha supuesto para las Iglesias indígenas de la Amazonía el sínodo realizado en Roma?
Los indígenas son los protagonistas del Sínodo, la finalidad era escucharles atentamente teniendo en cuenta su hábitat, la selva, ese pulmón de la tierra “la casa común”. El papa remarcó que las comunidades indígenas poseen una sabiduría excepcional que no conocemos, y por eso necesitamos escucharles, nunca les entenderemos si no conocemos a profundidad sus tradiciones, inquietudes, cosmología y teología de la vida.
Los indígenas son muy religiosos. Ven el rostro de Dios en la naturaleza. “Pacha Mama” es parte de su vida, de su ser (kawsay vivir-ser). En ella encuentran vida, consuelo, ayuda, reconciliación, y hasta una purificación interna. Ellos viven en armonía con ella y deberíamos aprender de ellos a cuidarla. Están indignados por la destrucción sistemática por parte de las compañías madereras, mineras y petroleras y sólo por intereses económicos. En su cosmovisión persona y naturaleza van juntas, no hay una sin la otra. Destrozar la naturaleza es destruirles a ellos mismos, es una flagrante injusticia. Ellos durante siglos han sido los custodios de la naturaleza viviendo en armonía con ella.
Desde ahí es urgente encontrar nuevas formas de evangelización que nos ayuden a una inculturación integral del evangelio respetando sus creencias y culturas. Desde hace años los misioneros han intentado escrutar la riqueza de la cultura indígena para encontrar en ellas las semillas del verbo esparcidas en esa particular tierra amazónica. La riqueza espiritual de los pueblos amazónicos debe ser valorada, debemos descubrir el rostro de Dios en su cultura y tradiciones. El papa dice que hay que aspirar a una iglesia con rostro amazónico, que hay que crear un rito amazónico propio. Hay mucho por hacer. Los propios indígenas católicos son los que teniendo en cuenta su propia espiritualidad y cosmovisión pueden elaborar esa teología amazónica. En este sentido hay experiencias muy positivas, muchas congregaciones religiosas han puesto mucho empeño en aprender las lenguas nativas, elaborar cantos, traducciones de la Biblia, liturgias adaptadas, templos autóctonos, etc.
2.- ¿Cómo captan los pueblos indígenas la Iglesia católica: la sienten cercana, lejana, o cosa de extranjeros? ¿Les interesa el mensaje, la vida moral de los cristianos?
Los indígenas levantaron su voz en el Sínodo con claridad y afirmaron que se sienten plenamente Iglesia. Y su deseo es que la Iglesia sea aliada de ellos, en la defensa de sus derechos. Ellos sienten a la Iglesia como amiga y Madre que les protege y acompaña. Desde los primeros siglos de la evangelización, salvo algunos abusos, la Iglesia siempre ha estado al lado de los indígenas y ha defendido sus derechos.
Hace algunos meses en Puyo las petroleras querían explotar una zona en el nacimiento de un importante rio, el Piatua, con grave riesgo de contaminar sus cristalinas y abundantes aguas que dan vida a numerosas comunidades establecidas en sus riberas. Como iglesia apoyamos para que paralizaran esa explotación, ya que provocaría una catástrofe ecológica y riesgo para multitud de vidas. Sabemos que por ello somos criticados y calumniados, pero vale la pena arriesgar. Y sobre todo como Iglesia estamos junto al que sufre. La Iglesia siempre debe levantar su voz profética ante las injusticias.
3.- ¿Cómo se ha vivido en el Sínodo, y en la propias Iglesias particulares, especialmente el tema de los sacerdotes casados?
En un principio se vislumbraba un horizonte favorable, pero al final el Papa provocó un cierto desánimo desviando un tanto la atención, haciendo una llamada a los sacerdotes de todo el mundo, especialmente a los latinoamericanos, a ir a la Amazonia para que las comunidades no quedaran privadas de la Eucaristía fuente y cumbre de la vida cristiana?
El Papa con acertada prudencia y buscando la unidad eclesial, no cerró puertas, al contrario, dejó la ventana abierta para una gran reflexión. En su Exhortación Apostólica “Querida Amazonía” impulsó seriamente la necesidad de buscar nuevos caminos para la evangelización en esta enorme región de la Amazonía para la cual puedan ser una alternativa a los grandes desafíos en la que se encuentra la evangelización de los pueblos indígenas. Cabe señalar con toda verdad que a pesar de que este punto estaba aprobado en el documento final del Sínodo, el papa, ante las presiones de un sector muy influyente y priorizando la comunión universal por encima de las discrepancias, lo pasó de largo.
Personalmente pienso que él está convencido que para tener una iglesia con rostro amazónico habría que integrar a los viri probati como posibles candidatos al sacerdocio. En nuestro vicariato tenemos algunos catequistas dirigentes de comunidades que son un auténtico ejemplo de fe y santidad para sus comunidades, están casados y bien que podrían ser candidatos para el sacramento del orden. Dentro de la Iglesia sabemos que el celibato es una cuestión disciplinar. Con ello no se quiere poner en tela de juicio el celibato como don de Dios, siempre habrá personas que reciban ese don porque la Iglesia lo necesita. Hace falta reflexionar y tomar decisiones valientes para que las comunidades no se queden sin el sacramento de nuestra fe, la eucaristía, que es centro y culmen de la comunidad cristiana católica. Tenemos que reflexionar también nosotros, cristianos del siglo XXI, sobre la experiencia de los mártires africanos de Abitene: Sine dominico non possumus: “No podemos vivir sin celebrar el Día del Señor” Tenemos necesidad de este Pan para afrontar los esfuerzos y cansancios del viaje. Los hermanos indígenas piden el pan de la vida. El domingo, día del Señor, es la ocasión propicia para sacar fuerza de Él, que es el Señor de la vida. El precepto festivo no es por tanto un simple deber impuesto desde el exterior. Participar en la celebración dominical y alimentarse del Pan eucarístico es una necesidad para el cristiano, quien de este modo puede encontrar la energía necesaria para el camino que hay que recorrer. Un camino que, además, no es arbitrario: el camino que Dios indica a través de su ley va hacia la dirección inscrita en la esencia misma del hombre. Seguirlo significa para el hombre realizarse a sí mismo, perderlo es perderse a sí mismo. Tengamos en cuenta que en muchas comunidades de la amazonia sólo se puede celebrar la santa misa algunas veces al año.
4.- ¿Por qué se ha creado la Conferencia Eclesial amazónica, en sí qué es y qué objetivos persigue?
Hay que tener en cuenta que es una nueva forma de “Conferencia Eclesial” y única, en el sentido que participan obispos y laicos, hombres y mujeres. Tendrá autonomía dentro de la articulación con el CELAM y las REPAM y en comunión con la Iglesia universal. Como tareas tendrá el reflexionar y poner en práctica las conclusiones del Sínodo y la ejecución de propuestas. Sin duda es un regalo del Espíritu Santo. Todas las propuestas de las Iglesias indígenas y campesinas se socializarán, se reflexionarán y se pondrán los medios para ejecutar las concreciones en el proceso de llegar a formar una Iglesia con rostro indígena y amazónico.
5.- Finalmente, monseñor Rafael ¿cuál sería el mensaje de la joven Iglesia amazónica a la envejecida Iglesia europea y española que a pesar de todo quiere renovarse, quiere llegar más a los jóvenes, quiere ser más evangélica y transparente?
En primer lugar mostrar gratitud por los miles de misioneros que han construido la Iglesia en América latina a través de siglos de evangelización. Hay que continuar colaborando enviando misioneros y recursos económicos para sostener a las Iglesias hermanas, no podemos dejar de ser Iglesia en salida, ad gentes, enviada. La fe se comparte y así crece, por tanto la colaboración y el voluntariado se debe fomentar. La Iglesia europea debe continuar apoyándonos.
Por otro lado la Iglesia española debe estar a la altura de las circunstancias ante los grandes retos que nos depara la sociedad de hoy.
Para terminar insistir en la importancia de tomarnos en serio el mensaje del papa en la carta encíclica Laudato Si. Por lo tanto, la Iglesia debe sensibilizar a todos, cristianos y no cristianos en la educación ambiental: crear nuevos hábitos, evitar los derroches, todos somos responsables del futuro de la tierra, a todos incumbe el cuidado de la casa común. Necesitamos vivir en armonía, necesitamos una conversión hacia una teología ecológica. Atentar contra la naturaleza, es atentar contra nosotros mismos que somos parte de ella.
Gracias, Monseñor Rafael, desde la arquidiócesis de València oramos por el Vicariato del Puyo en donde yo mismo he estado unos años de misión, Usted rece por nosotros, por la iglesia valenciana, que también quiere ser y es misionera.