CRÒNIQUES LAICS

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Congreso de Laicos
Miguel Ángel Gascón

Gracias a Dios pude asistir al Congreso de Laicos de febrero en Madrid. Gracias también a la Diócesis y Acción Católica General de Valencia que me llamaron y enviaron. Y como enviado espero poder transmitir y compartir todas las experiencias que vivimos durante su celebración. Entre todas estas experiencias, puedo rescatar para esta reseña, las conversaciones. La mayoría de ellas providenciales, con laicos y sacerdotes de otras diócesis españolas con los que coincidí en los diferentes itinerarios y talleres. Otras conversaciones surgieron por proximidad, durante el viaje, las comidas, los paseos con el resto de valencianos que participamos del encuentro. También algunas de estas conversaciones eran programadas, porque sabiendo que íbamos a coincidir en el Congreso habíamos quedado previamente. Entre estas últimas, tuve dos o tres conversaciones cortas y rápidas con el músico Jesús Cabello. Suficiente para lo que buscábamos con ellas. De vuelta a casa, Jesús me envió un audio “disculpándose” por la premura de los encuentros, premura lógica puesto que estaba coordinando el ministerio musical del congreso. Me quedo con su frase. “Como viste iba muy agobiado coordinando todo. A la próxima a ver si podemos hablar con más tranquilidad y estar más pendiente de lo importante y no de lo urgente”.

Muchas veces en nuestra Iglesia nos pasa esto. A mí el primero. Nos agobiamos por lo urgente y desatendemos lo importante. Creo que es porque aplicamos nuestra perspectiva estratégica y temporal y no la perspectiva de Dios. Tenemos claro que los tiempos de Dios no son los nuestros, pero se nos olvida fácilmente. Así nos agobiamos, por ejemplo, por la falta de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa. 

Proyectamos estrategias desde la proximidad y limitación de nuestro entendimiento. Pero olvidamos precisamente al que propicia estas vocaciones, a Dios. ¿Y si Dios nos estuviera diciendo que es el momento de un laicado más comprometido en la Iglesia? ¿Y si se tratara de hacer de la necesidad virtud? Este era el marco del Congreso de Laicos, su contexto, su visión: Pueblo de Dios en salida.

No creo que me equivoque al afirmar que la asociación o colectivo más numeroso en cada una de las poblaciones del territorio que abarca nuestra Diócesis de Valencia es el conjunto de laicos de la parroquia o parroquias de cada una de estas poblaciones. La cuestión es que no se nota demasiado ni dentro ni fuera. Esta era la misión del Congreso, dinamizar el laicado de nuestras parroquias, de nuestra Iglesia.
En este contexto y con esta misión, el Congreso de Laicos no era ni una meta, ni una línea de salida porque no partimos de cero. No solo los cerca de 2.000 hombres y mujeres que participamos del encuentro, sino muchos más a lo largo de las diócesis españolas han ido concienciándose de esta realidad, de la necesidad de mayor implicación. Y no son solo los laicos y laicas los que van construyendo esta conciencia y el compromiso que comporta, sino también las personas consagradas y a su cabeza, los obispos.

En este sentido, el Congreso fue un alto en el camino, una oportunidad, especialmente para compartir. Compartir reflexiones, búsquedas y certezas. Y esto se propició durante los distintos eventos y espacios del congreso. En primer lugar, en los cuatro itinerarios programados de primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y presencia en la vida pública. En sus ponencias y sus experiencias. Pero también durante las comidas, los cafés, los conciertos y celebraciones. Todo estaba cuidado, estudiado y medido. Se notaba la inspiración de San Agustín por la excelencia con su máxima de “reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.”

Naturalmente también había espacio para orar. Para mí fue una necesidad y un descansar en el Señor ante tanto volumen de información, experiencias, conversaciones, música. Y a pesar de tanto ruido exterior y ambiental se hizo el silencio. Silencio para compartir también con Dios.
Después de todas estas vivencias queda la parte más interesante del congreso, transmitir. No solo la formación y la información, sino la experiencia para insuflar ese espíritu necesario que genere en el mayor número de laicos posible ese compromiso con nuestra Iglesia y con el Evangelio tan necesario. Ese es nuestro contexto y misión. Y mi respuesta a la llamada. Después del “Ven y lo verás” el “Ve y anuncia”. 

Estas son algunas de las declaraciones, en público y en privado, en conversaciones o en ponencias, que más me impresionaron en el Congreso de Laicos:

- Miguel Martín (Madrid):
"Entretenidos con mil discusiones, tanto los conservadores como los progresistas no advertimos que nos urge una nueva manera de pensar el poder en la Iglesia, y se trata de una cuestión fundamental que debería obligarnos a repensar muchas cosas. ¿Cómo otorgar mayor poder y autoridad a los laicos? Menos abstracciones y más concreciones.

- Mati Barres (Granada):
¿Cuáles son las transformaciones hondas y significativas que está esperando la sociedad? ¿Cómo hemos de colaborar los cristianos en algunas de las preocupaciones sociales, ecológicas y culturales? Nos falta una creatividad valiente".

- Agustín Domingo Moratalla (Valencia):
“Los católicos tenemos que ser esa batería donde izquierda y derecha quieran alimentarse. Corremos peligro de que en los espacios públicos no seamos nada más allá de un número y no se cuente con nosotros como personas. No vivimos tiempos para el desánimo, la soledad y la resignación ante diagnósticos o lecturas catastrofistas. Nuestra responsabilidad eclesial nos debe impulsar a trabajar codo con codo, laicos y clérigos. Necesitamos un laicado ‘mayor de edad’ que lidere los nuevos tiempos de la nueva Iglesia de una manera coordinada, organizada y profética, dispuesto a ser sal, luz y fermento cultural. Estamos llamados a sanar personas, comprometernos con la verdad y la libertad, cuidar vínculos para reinventar la familia, el vecindario y la justicia cordial, además de tender puentes para construir espacios de comunicación integral. No podemos seguir trabajando con las mismas coordenadas que en los 60 o en la Transición. Puede que no haga falta participar en los sindicatos como tal para defender el derecho de los trabajadores, porque las nuevas tecnologías están transformando el concepto de militancia. Tenemos que ponernos en modo 3.0 porque las fórmulas de participación están cambiando. Nuestra religión es un deporte de contacto.

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Parlem d´un nou Concili
Margarita Alcover Gironés (València)

Les reflexions freqüents del papa Francesc sobre la sinodalitat ens urgixen a volar alt, a pensar en transformacions profundes i significatives. La meua impressió és que el papa Francesc, amb les seues exhortacions sobre la sinodalitat a l’Església, conscient del moment històric que li ha tocat viure, ens està preparant per a un nou Concili amb capacitat d’unir voluntats per a determinades propostes. Amb ell ja hem viscut dos sínodes sobre la família; un sobre els jóvens; un altre sobre l’Amazònia i un pròxim precisament sobre el tema de la sinodalitat. Cinc sínodes en set anys. Sínodes amb els quals està preparant el camí per a un nou Concili.

El papa Francesc no es cansa de repetir: Ull amb la temptació de la “immobilitat”, “sempre s’ha fet així” i “prenguem temps”; “Les mateixes solucions no són vàlides a tot arreu”; No “resignar-se a la repetició del passat”; “Tindre la valentia de preguntar-se si les propostes d’ahir encara són evangèlicament vàlides”; instaurar un «diàleg seré», sense la «por de compartir, i a vegades modificar, el propi discerniment amb els altres». Amb els germans en l’episcopat, als quals el bisbe està unit «sacramentalment»; amb els sacerdots mateixos, dels quals «és garant d’esta unitat que no s’imposa amb la força, sinó que s’entreteixix amb la paciència i la saviesa d’un artesà»; amb els fidels laics, perquè «ells conserven l’”olfacte” de la verdadera infal·libilitat de la fe que residix en l’Església».

Estes prèdiques apunten bé, però la veritat és que hi ha polaritats en pugna, i les reformes sinodals del papa Francesc no s’acaben de concretar. Hi ha qui pensa que amb el pontificat actual no s’estan resolent els greus problemes que patix el catolicisme modern i que necessitem un nou Concili.

L’intel·lectual-jesuïta Javier Monserrat fa ja diversos anys que publicava Hacia el nuevo Concilio: el paradigma de la modernidad en la era de la ciencia (ed. San Pablo). En esta obra s’exposa que “el discurs de l’Església no pot semblar ridícul, acientífic, o inintel·ligible per al nostre temps”.
Agustín Domingo Moratalla, professor de la Universitat de València, exposava en el Congrés de Laics, la necessitat d’«un Concili Vaticà III, no perquè el Vaticà II s’haja quedat curt, sinó perquè també cal deixar arrere el Vaticà II».

Les categories del Vaticà II ja no són suficients per a donar compte de la nova realitat. I el despertar actual de la sinodalitat de l’Església necessita canalitzar concrecions. Hauríem de tractar de la necessitat d’un nou Concili, encara que esta demanda necessite maduració.
En 1999 el cardenal Carlo Maria Martini, jesuïta com Jorge Mario Bergoglio, va esbossar el “somni” d’una Església en perenne estat sinodal, va detallar una sèrie de “nucs disciplinaris i doctrinals” que havien de ser afrontats col·legialment i va concloure que per a estes qüestions “ni tan sols un sínode podria ser suficient”, sinó que caldria “un instrument col·legial més universal i autoritzat”, en essència, un nou concili ecumènic, disposat a “repetir esta experiència de comunió i de col·legialitat” que va ser el Vaticà II. Entre les qüestions enumerades per Martini estaven precisament les que hui estan en el centre del pontificat de Francesc:
– “la posició de la dona en l’Església”,
– “la participació dels laics en algunes responsabilitats ministerials”,
– “la sexualitat”,
– “la disciplina del matrimoni”,
– “la praxi penitencial”,
– “les relacions ecumèniques amb les Esglésies germanes”,
– “la relació entre lleis civils i lleis morals”.

Hui, la idea d’un nou concili ecumènic, ja que és cultivada per pocs, necessita animar-se. Encoratjada per Francesc, és més fervorosa la discussió sobre com fer evolucionar no sols els sínodes, tant locals com universals, de consultius a deliberatius, sinó també les conferències episcopals, descentralitzant i multiplicant els poders, i dotant-los també d’”alguna autoritat doctrinal autèntica” (Evangelii gaudium, n. 32),
Però no cal excloure que també la hipòtesi d’un nou concili veja créixer ràpidament els seus partidaris. Aleshores, ¿per què no preparar-se i tornar a estudiar què han estat els concilis en la història de l’Església i què poden continuar sent en el futur?

El nou Concili hauria de corregir els desenvolupaments equivocats duts a terme pel Vaticà II, i podria completar les reformes que ara es reclamen tenint en compte la superioritat del concili sobre el Papa, afirmada pel Decret de Constança “Haec sancta”, de 1415, reivindicada hui per no pocs teòlegs.

Pot haver-hi una vegada més un Concili universal i ecumènic en el futur, adaptat a la nostra època. Si hui es convocara a un concili, els bisbes que tindrien un lloc i veu en ell serien més de 5.000. Durant el Vaticà II els bisbes participants van ser 3.044. És suficient una mirada a estos números per a comprendre el nou estil que hauria de tenir un nou concili. Un número tan alt de participants en el concili, que en la seua major part no es coneixen entre ells, necessita crear noves estratègies.

L’Església passa per moments molt incerts davant de la separació entre com evoluciona el món i la jerarquia. Vivim una època en què cal buscar els mecanismes de participació horitzontal adequats. A un nou Concili no li pot faltar la base social, el poble; ni tampoc la capacitat d’una autocrítica. Però la situació que està travessant la nostra Església ens demana desenvolupar la necessitat de recrear la forma i el fons d’un nou Concili.Hi ha molts temes urgents que l’Església necessita abordar en Concili.

Les ambicions d’alguns cardenals estan dificultant la missió del papa Francesc i, constatem, la gran deserció que s’està produint en les files eclesials per raons diferents. Els cabells blancs dominen el paisatge eclesial i els jóvens no es veuen per les celebracions ni en comptagotes. Una cosa greu ens està passant, perquè això no es reduïx a un país concret sinó que està prenent un caràcter universal cada dia més. “Senyor, salva’ns, que perim”.

Tot això em porta a sentir, que, tal vegada, un Concili Ecumènic podria ser una nova onada d’aire fresc en l’Església. Però, esta és només la meua veu i la paraula d’alguns, tal vegada molts. I tu, què en penses?

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CHESTERTÓN
Por A. Lozano

Cuando me hablan de un nuevo Concilio para la Iglesia católica respondo siempre que lo que necesitamos los católicos es conocer más a Chesterton.

Diferentes exponentes del catolicismo actual están pidiendo un Concilio Vaticano III, argumentando que las categorías del Vaticano II ya no son suficientes para dar cuenta de la nueva realidad. Tal vez tengan razón en que estamos en una nueva época. Pero, los católicos progresistas, ¿sabemos hacia dónde queremos caminar? Lo dudo.

Les invito a conocer un libro con el que me he encontrado. G. K. Chesterton: El fin de una época. Artículos 1905-1906. Traducción de Montserrat Gutiérrez Carreras. Encuentro. Madrid, 2019. 344 páginas. 24 €.

Transcribo a Fernando Múñoz, El Imparcial, 14 de abril de 2019: «En 1922, poco tiempo después del fallecimiento de su padre, Gilbert K. Chesterton abrazó el catolicismo. La primera nota escrita tras su conversión va dirigida a su madre: “He llegado a la misma conclusión de Cecil sobre las necesidades del mundo moderno en materia de religión y recta conducta, y ahora soy católico, igual que él, después de haber pasado por el anglo-catolicismo… Nada puede cambiar el gran cariño que nos hemos tenido siempre… He pensado en ti y en todo lo que os debo, a ti y a mi padre, no sólo en cuanto a afecto, sino también en los ideales de honor, libertad y caridad y en tantas cosas buenas que siempre me habéis enseñado; y no advierto la menor ruptura o diferencia en esos ideales, sino una nueva y necesaria manera de luchar por ellos. Pienso, como Cecil, que la lucha por la familia y por la libertad del ciudadano y por todo lo decente, debe proseguir ahora con la única forma combativa del cristianismo…” (julio de 1922)...

Frente a ese cenagoso mundo y sus especialistas acreditados, Chesterton encontraría en la Iglesia católica -“única forma combativa de cristianismo”- el manantial capaz de aclarar las turbias aguas de la ciénaga. El manantial y la ciénaga es el título de la última colección de artículos que publicó el maestro, próximo al final. Hay quien dice que Chesterton desesperó, hay quienes no lo conciben desesperado. Hay quiénes, conociendo nuestra frágil constitución, saben que en su corazón -como en el nuestro- se libró una durísima batalla. De un modo u otro, el manantial profundo y limpio de la Iglesia sostuvo la vida y la obra del último gran apologista...

Chesterton fallece en el umbral de la gran guerra, cuyo preámbulo fue nuestra Guerra Civil, el 14 de junio de 1936. Nos preguntamos si su desaparición señala el fin de una época -título del volumen que publica Encuentro- o el mismo devenir de la Iglesia, tras la contienda mundial y el último Concilio, no significa también el final de una Era: de nuestra Era, de la Era que solíamos llamar cristiana».

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Valencia, capital de la fraternidad de la Unión Europea
Fernando Morala Salamanca (Godella)

La difusió de les ciències i el compromís dels laics, estan soscavant algunes de les pràctiques pastorals mil·lenàries que han sostingut les institucions religioses tradicionals. Vivim una època científica, laica, a la qual alguns teòlegs anomenen “postreligiosa i postsecular”, en la qual tot apunta a noves, impredictibles i inesgotables possibilitats pastorals però amb un paradigma nou. Estem en una societat tecnològica, necessitada d’un major humanisme, i els laics estan inventant ja algunes iniciatives interessants.

Cap a on es transforma la vida social actual? Dependrà en gran part del que fem o deixem de fer en el moment present. De nosaltres depén la transformació d’este moment històric cap a la creació d’unes formes de participació més justes i lliures, més fraternes i felices. Cal reaccionar, obrint nous projectes. I cal ajudar a nous emprenedors laics.

En el següent article en forma de preguntes s’aposta per desenvolupar formes de participació ciutadana a la Comunitat Valenciana. Es tracta d’una iniciativa social, profètica i mística, fraterna, per als temps que ens ha tocat viure. Una proposta que somia la fraternitat, ací en este territori de la província de València, amb un nou projecte laical. Benvingut siga. Redacció.

Finalidades de este proyecto
Nuestra sociedad, tan formidable en tantos sentidos, no funciona en términos de fraternidad. Esta situación está dando origen a un nuevo ideal ético, compartido por la mayoría de la población, fruto de una nueva sensibilidad ético-utópica. Hemos hablado mucho sobre libertad e igualdad, pero muy poco de fraternidad.

Para desarrollar esta nueva sensibilidad, proponemos esta iniciativa de “Valencia, Capital de la Fraternidad de Europa”. Un proyecto de fraternidad, desde el desarrollo ecológico y solidario, a favor de los más desfavorecidos. Diseñamos un proyecto de acción en común para asociaciones y movimientos, con el paradigma de los derechos humanos. Una causa con la emergencia de un tiempo histórico nuevo, bajo el signo de la fraternidad.

Esta acción persigue la organización de un nuevo movimiento de acción civil, de manera pragmática y viable, en la Comunidad Valenciana, independiente de los partidos políticos pero orientado a condicionar la política desde fuera. Pedimos a las diferentes asociaciones (también a las Iglesias) un apoyo efectivo a esta iniciativa.

Nuestro movimiento tiene un diseño estrictamente laico, orientado a organizar la convivencia humana, al margen de las opciones metafísicas, cosmovisionales o religiosas de los individuos o grupos humanos.

Este movimiento no es ni de una ni de muchas religiones: es más, no tiene nada que ver con la religión. Lo que ocurre es que los hombres religiosos son parte de la sociedad civil: son ciudadanos con los mismos derechos que todos. Y pueden tener iniciativas puramente civiles (o, si se quiere, de diseño laico), abiertas a todos, a creyentes de diversa confesión, a ateos y agnósticos.

Quiero insistir en nuestra orientación práctica. Lo que la gente busca es hacer pronto algo que sea viable. La urgencia del sufrimiento no permite otra cosa. Lo que nos interesa no es defender ideologías que puedan entretener la historia. Nuestra opción es tratar de resolver con proyectos concretos, los problemas urgentes del sufrimiento humano. La fraternidad nos urge a diseñar acciones posibles, creativas, hacia el futuro. Este movimiento de fraternidad ha surgido para generar praxis.

¿Cómo ha surgido ésta propuesta?
En enero de 2019 iniciamos entre varios amigos un programa de radio que se emitió todos los domingos a las 9 de la mañana en “Play Radio” titulado “Al final del túnel”, por el que pasaron 50 asociaciones con fines solidarios: Casa de la Caridad, Casa Grande, Instituto Social del Trabajo, Granja de l’Ombría, Proyecto Hombre, Casal de la Pau, Fundación Ayuda a una Familia, Juntos por Senegal, Intermon, Asociación Víctor Frankl… así hasta 50.

Ante esta proliferación de iniciativas, que buscaban ayudar a los demás y que ponían de relieve la ayuda que recibían de otras muchas entidades, hacia el mes de abril nos dimos cuenta que esto se añadía a la presencia de numerosas iniciativas que promovían la fraternidad, como las Juntas Falleras, las Sociedades Musicales, las Escueletas Comarcales, los Coros y Grupos de Danzas, las Fiestas Populares y de realidades que eran símbolos de la fraternidad, como el Tribunal de las Aguas de la Vega, el primer hospital psiquiátrico del mundo o la solidaridad increíble que se manifestó en las inundaciones del 57.

Pero no sólo, nos dimos cuenta de que la cultura valenciana arrastraba desde hacía muchos años una visión de familiaridad en la forma como afrontaba la realidad social, se podía ver, por ejemplo, en las cuadros de Sorolla o Pinazo o en los libros de Vicente Estellés o Blasco Ibáñez.
Así vimos que era lógico evidenciar la gran cantidad de presencia de fraternidad que existía en nuestra provincia y comenzamos a promover la propuesta de que la provincia de Valencia fuera reconocida por el Parlamento Europeo como “Capital de la Fraternidad de Europa”.
Hemos tenido una entrevista con el Sr. Joan Calabuig, secretario autonómico de la relación con la Unión Europea y el extranjero, que nos ha ayudado mucho a entender como orientar nuestra iniciativa.

Junto a todo esto hemos ido manteniendo relación con diversos profesores de las distintas universidades que nos han hecho ver con mayor claridad que la cultura valenciana tiene muchos frentes abiertos que hablan de acercamiento, dentro de la sociedad en la que actúan y de las diversas fuerzas socales que la componen, y de apertura a todos aquellos que de una forma u otra se acercan a ella.

Las numerosas acciones que el Ayuntamiento de Valencia está animando para promover la fraternidad, basta mencionar el censo de las personas con problemas sociales que ha promovido, con la ayuda de las diversas organizaciones solidarias a las que ha involucrado en esa actividad, pero también otras muchas (que estamos recopilando y formarán parte, como es lógico, del dossier que avalará nuestra propuesta) son otro argumento fundamental pada dar sostén a nuestra ambiciosa iniciativa.

Además pudimos entrevistarnos con el Sr. Joan Bocanegra, presidente de la Federación de Sociedades Musicales de la Provincia de Valencia, para pedirle el apoyo de las sociedades musicales de los diversos municipios a las Plataformas Comarcales que se vayan creando en cada una de ellas y comentarle la propuesta de crear un espacio de encuentro en el que las Juntas Falleras, las Sociedades Musicales, los Grupos de Coro Danza y otras Insituciones Culturales puedan colaborar y apoyar conjuntamente esta iniciativa.

¿Cómo estáis promoviendo esta propuesta?
Lo primero fue crear una Red de Proyectos por la Fraternidad con los proyectos sociales que apoyasen esta propuesta y de esta idea surgió la creación de una Plataforma dedicada a promoverla y el día 7 de diciembre en el Insittuto Social del Trabajo la fundamos, con la presencia de 23 instituciones diversas; además hemos estado en varios medios (Play Radio, la 8 mediterráneo, el programa Tierra de nadie…) para difundirla y el día 15 de diciembre, con una inmensa ayuda del ayuntamiento de Paterna –que asistió al acto con su alcalde, teniente alcalde y dos concejales más- y la presencia del ayuntamiento de Alboraya, realizamos en el Parque Central de Paterna un evento para presentarla a la población en general, al que acudió Tendillo en representación del Valencia C.F. que ha realizado varias donaciones como apoyo a este evento y en el que estuvieron presentes numerosas asociaciones de las que habían constitudio la plataforma y se recogieron donaciones para ayudar a varias de ellas.

También la hemos estado promoviendo entre los diversos ayuntamientos de nuestra provincia, las mancomunidades, otras muchas instituciones, las asociaciones de vecinos y demás entes y actualmente hay más de 100 asociaciones que nos apoyan.
Hemos creado también un facebook “Proyecto de Valencia Capital de la Fraternidad de la Unión Europea”, en el que vamos compartierndo las diversas acciones y propuestas que van surgiendo, y elaborado varios carteles que argumentan las motivaciones por las que solicitamos este reconocimiento.

¿Y cuáles son las perspectivas que tenéis en este momento?
Nuesto objetivo es que el próximo 7 de diciembre se pueda presentar al Parlamento Europeo la solicitud de este reconocimiento, no queremos que sea algo cerrado que se presenta y ya está, es un proceso que queremos llevar adelante entre todos –eso es la fraternidad- y que también el Parlamento Europeo colabore con él, pueda hacer sus propuestas y apoyarlo de las diversas formas que considere adecuado.
Los logros que quisiéramos poder presentar ese día al Parlamento Europeo son un dossier que recoja todas las realidades destacadas en la historia de nuestra provincia (el Archivo Histórico de Valencia ya nos está ayudando para ello) y una recopilación de todas las actividades solidarias que en estos últimos años se han realizado en cada uno de sus pueblos.

Pero nuestra idea es que esta presencia de fraternidad debe ser conocida por toda la población y manifestada de tal forma que toda ella pueda sentirse protagonista de ésta, por lo que estamos proponiendo a las diversas mancomunidades que creemos una red con un representante de cada una de ellas para intercambiar ideas para promoverlo y las ideas iniciales han sido poder crear en cada comarca una Plataforma Comarcal en la que se incorpore la Red de Proyectos por la Fraternidad que están presentes en cada una de ellas y lo mismo en los diversos sectores de la ciudad de Valencia que se vea conveniente. Desde estas Plataformas se propone iniciar con la creación de un Centro de Documentación de la Fraternidad Comarcal en el que se pueda presentar de forma permanente y actualizada toda la actividad solidaria y de colaboración que se lleva adelante en cada una de ellas y promover un Evento de Difusión de la Fraternidad Comarcal que presente a su población con más detalle en que consiste esta iniciativa.

Las otras dos propuestas, que serían fundamentales para poder justificar este reconocimiento que proponemos, son la creación de dos comisiones a nivel de nuestros representantes, una de los diversos partidos políticos que hay en las Cortes Valencianas y otra de las diversas instituciones políticas de nuestra provincia (Cortes Valencianas, Diputación, Generalitat, Federación de Municipios de la Provincia de Valencia y Ayuntamiento de Valencia) que de forma permanente asesoren y den seguimiento a esta iniciativa, siendo cada una de estas comisiones un argumento fundamental para justificar nuestra aspiración a que la provincia de Valencia sea reconocida “Capital de la Fraternidad de Europa”.
Sin duda estas comisiones serían dos muestras claras de que la fraternidad destaca en nuestra provincia ¿Tenéis algo más pensado?
Hay muchas ideas que iremos poco a poco concretando. Queremos recopilar canciones solidarias emblemáticas que sirvan para promover la fraternidad. También un cartel para que todas las asociaciones o entes públicos y privados que apoyen la propuesta puedan ponerlo en sus locales y difundirla y ya lo hemos enviado a muchas de ellas.

Queremos crear una red con todas las instituciones solidarias destacadas de nuestra provincia (son ya 18 las que hemos involucrado) para que se difunda mayormente su actividad y su importancia en la historia de nuestra provincia. Otra idea es crear una Plataforma de Plataformas, de manera que todas las plataformas sociales que ya existen en nuestra Comunidad Valenciana y las que se puedan ir creando estén conectadas entre ellas y tengan una mayor colaboración y comunicación.

Otra idea es ir creando redes, en los casos en que aún no existen, entre los proyecto sociales que trabajan una misma temática y esperamos que poco a poco puedan ir surgiendo entre todos nuevas propuestas.

Es una iniciativa abierta a todos y a la que cualquier persona o grupo puede sumarse aportando ideas o acciones que contribuyan a incrementar la fraternidad en nuestra provincia, que en el fondo es de lo que se trata.
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