TEMPS DE PANDÈMIA

TEMPS DE PANDÈMIA Desafiaments per a la religió

Las religiones y espiritualidades ante el desafío de la gobernanza en tiempo de pandemia y postpandemia

Por Esteban Velázquez Guerra. Fundación Centro Persona y Justicia

Resumen Previo: la pandemia y postpandemia del COVID, como toda gran crisis mundial, implica un desafío a las grandes estructuras de gobierno mundial. No habrá respuesta adecuada y eficaz a este y futuros desafíos sin una renovación en profundidad de las estructuras de gobernanza mundial. El artículo cita algunas propuestas concretas que ha habido y hay en ese sentido. Pero, a su vez, ese cambio implica un cambio de mentalidad y sentimientos que no serán posibles sin la participación activa de las religiones y espiritualidades. El artículo cita posibles instancias interreligiosas promotoras de ese posible cambio.


TEXTO

Dividiremos esta exposición en dos grandes apartados: uno sobre la relación que guarda la situación generada por la pandemia con el estado actual de la gobernanza mundial. Y el otro apartado, sobre algunas de las funciones o tareas que las religiones pueden desempeñar en esa temática de la gobernanza en tiempos de pandemia y, en general, en tiempos de crisis mundiales graves.


1. Pandemia y gobernanza

Como en todas las grandes crisis de la humanidad del pasado siglo XX, especialmente en las dos guerras mundiales, en la pandemia del Covid sale a relucir, para cualquier mente lúcida, la misma conclusión o necesidad: no hay solución de los grandes problemas comunes de la humanidad sin un replanteamiento radical de la gobernanza mundial. En definitiva, no hay solución, sin un replanteamiento nuevo y mundial que conduzca a que sea verdad aquel grito de inicio de la Declaración de los Derechos Humanos tras la segunda guerra mundial: «nosotros los pueblos hemos decidido…». Frase recordada frecuentemente por Federico Mayor Zaragoza, uno de los mayores promotores de los cambios de modelo organizativo mundial necesarios para que esa frase sea verdad y no solo deseo.


La situación creada por la pandemia del Covid desde sus inicios (investigación de su causas) hasta su deseado final (cómo se distribuyen las vacunas en el mundo) es una muestra evidente de esa necesidad de un replanteamiento del status actual de la gobernanza mundial, del famoso pero inexistente «Nuevo orden mundial».


Gordon Brown, ex-premier del Reino Unido, en su llamada a una acción mundial en los comienzos de la pandemia, aunque, en su caso, una llamada reducida a la acción del G20, decía algo que creo muy verdadero: «Para protegernos localmente es necesario actuar globalmente». Es lo inverso y complementario de aquel «piensa globalmente y actúa localmente». Las dos afirmaciones son verdaderas y complementarias.

Las religiones y espiritualidades ante el desafio de la gobernanza en tiempo de pandemia y postpandemia


No hay solución, sin un replanteamiento nuevo y mundial que conduzca a que sea verdad aquel grito de inicio de la Declaración de los Derechos Humanos tras la segunda guerra mundial: «nosotros los pueblos hemos decidido…»


Desde las primeras publicaciones sobre le pandemia hubo bastantes escritos periodísticos sobre la propuesta del filósofo y jurista italiano Ferrajoli acerca de la necesidad de una Constitución Mundial y del movimiento que ha puesto en marcha Ferrajoli para lograrlo. El mundo no solo necesita una nueva y más actualizada Carta de los Derechos Humanos sino una primera Constitución Mundial con poder realmente jurídico y ejecutivo a nivel mundial. Nunca ha existido una sociedad tan globalizada, pero, al mismo tiempo, nunca ha existido un poder real tan concentrado en pocas manos, menos democrático y menos universalizado.


De hecho, han existido diversos intentos y propuestas para crear esa nueva y real gobernanza mundial, pero todas anuladas por el poder factico, también mundial. Diremos algunas porque pueden ser pistas para el esfuerzo futuro:

1) Propuestas de las Naciones Unidas en la Cumbre mundial sobre el desarrollo (Copenhague) en los años 90 del pasado siglo:

- Creación de un Consejo de Seguridad Económico mundial con poderes parecidos a los que tiene el actual Consejo de Seguridad de Política Mundial de las N.U. pero con una mayor democratización en la composición y poderes de sus miembros que la que tiene el actual Consejo de Seguridad Política.

- Fondo de Seguridad Mundial compuesto de las siguientes fuentes económicas: a) el 3% de los gastos militares mundiales, el llamado Dividendo de la Paz que se propuso tras la caída del muro de Berlín b) el famoso e incumplido acuerdo, salvo poquísimas excepciones, del 0,7% de PIB de cada país de los más solventes económicamente c) El famoso Impuesto Tobin a las transacciones internacionales

- La propuesta del 20/20 en la Ayuda al Desarrollo que consistía en que los países donantes se comprometían a que el 20% de sus donaciones a los países subdesarrollados irían destinados a necesidades básicas y esos gobiernos receptores se comprometían, a su vez, a que el 20% de su presupuesto iría también a necesidades básicas de su país.

Ningún país firmó los acuerdos pedidos por la misma ONU… y así hasta hoy.


2) El Tribunal Penal Internacional creado en Roma en los años 80 del siglo XX para delitos de lesa humanidad y de violaciones del derecho internacional en tiempos de guerra nació cojo porque no firmaron muchos países de gran poder y extensión involucrados en esos delitos (USA, Rusia, China…). Los delitos de ese tipo de esos países no los juzga ningún tribunal independiente y de ámbito internacional.


Sin embargo, hay nuevos profetas laicos que claman constantemente, o al menos con frecuencia, por esta gobernanza mundial realmente representativa y con poderes reales. Me refiero a personas como el ya citado Federico Mayor Zaragoza ex-director de la Unesco entre otros muchos cargos de responsabilidad política que ha tenido. Él hace la propuesta de que existan hasta tres Consejos Mundiales en el ámbito de las Naciones Unidas y ninguno con poder de veto. Uno político, otro económico (como proponía la cumbre de Copenhague) y otro ecológico. Y, a la vez, propone que la Asamblea General de las Naciones Unidas tenga un porcentaje de representes de los poderes políticos (la totalidad de los representantes hasta ahora lo son) y un porcentaje de representantes de la sociedad civil y sus movimientos. José Esquinas, ingeniero y responsable de Ética agroecológica en la FAO, organismo del que fue representante en la cumbre del Clima de Rio de Janeiro, mantiene la tesis de la necesidad de dos Asamblea Generales, una de representantes políticos y otra de representantes de la llamada «sociedad civil».


Es toda una inmensa tarea pendiente de lo que Joaquín García Roca, experto en pensamiento social, llamaba la «democratización de la democracia» o también la «internacionalización de la vida».


Quisiera decir, antes de acabar este primer apartado de este trabajo, que no me mueve a interesarme por este tema de la gobernanza mundial una inquietud sóo o prioritariamente intelectual ni tampoco me mueve exclusivamente las consecuencias que se deducen de esta pandemia mundial u otros grandes sufrimientos colectivos humanos sino también algo más vital y experiencial: en mi propia experiencia personal en diferentes situaciones de muy fuerte sufrimiento de comunidades humanas, he visto la necesidad imperiosa de la existencia de una autentica gobernanza mundial democratizada. Me refiero concretamente a la guerra de El Salvador en los años 1980- 1992 del siglo pasado y al trabajo con inmigrantes en la frontera de Nador- Melilla en años más recientes (2012-2016). En ambas situaciones, mi conclusión fue la misma: no se puede lograr un respeto real a los derechos humanos en situaciones límites, conflictivas y con intereses encontrados, sin una instancia internacional aceptada por los países implicados y por las instituciones mundiales multilaterales. Ejemplos podía poner muchos. Desde el juicio aún inconcluso de masacres tan horrendas como la del Caserío del Mozote en Morazán (El Salvador) como el goteo permanente de heridos y muertos en la frontera y valla Nador-Melilla. Nadie tuvo ni tiene una autoridad real sobre los estados soberanos y sus posibles responsabilidades graves en los hechos y situaciones citadas. Del Tribunal Penal Internacional ya hemos hablado antes. Y, en cuanto a las migraciones, no existe aún un Tribunal Penal especializado sobre delitos migratorios realmente vinculante para todos los países, al menos mientras no exista un Tribunal Penal Internacional sobre derechos humanos en general. Estamos aún en la prehistoria de un estado de derecho internacional humanitario real.


Como decía muy acertada y gráficamente monseñor Romero, arzobispo mártir de San Salvador: «Las leyes son, muchas veces, como las serpientes que solo pican los pies descalzos de los pobres»


La actual pandemia es un nuevo grito de la Madre Tierra y los pueblos del mundo para que la humanidad entre en un real y nuevo proceso constituyente de toma de decisiones que afecten al presente y futuro del conjunto de esos pueblos.


Ha sido el tercer intento después de los dos anteriores, en gran parte fallidos, de la Liga de las Naciones y de las Naciones Unidas tras las dos guerras mundiales respectivamente.


Faltan arquitectos para ese gran edificio de la gobernanza mundial. Personas y colectivos inspirados con visión universalista global y capacidad mental y espiritual para sugerir caminos concretos, novedosos y vinculantes. Quizás el último gran arquitecto de esa gobernanza mundial fue Keynes, un economista con visión global y humanizadora que diseñó las instituciones económicas de BrettonWoods. Dicen algunos que las instituciones que salieron aprobadas en ese magno encuentro no fueron tal y cómo Keynes las diseñó pero, en todo caso, fueron un paso en la dirección correcta.


2. Gobernanza mundial y religiones.

Digamos, para empezar, que el diálogo interreligioso tiene cuatro dimensiones: teológico-doctrinal, de oración en común, de compartir la vida y de acción común (por la paz, la justicia y otros bienes para la humanidad).

A mi juicio, todos esos diálogos llevan una lenta velocidad, pero el último, el de la acción, especialmente lenta. Inexistente en muchas ocasiones, como la guerra de Siria o el desastre de las muertes continúas de los emigrantes en el Mediterráneo en que hubiera sido, y aún lo es, una llamada y una ocasión enorme a nuestra consciencia espiritual y religiosa para no solo hablar, convivir y orar juntos sino también para actuar juntos.


He releído con interés, antes de hacer este escrito, tanto la encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti como, sobre todo, la carta conjunta del citado Papa Francisco y el gran Imán de Al Azar Ahmad Al-Tayyeb sobre La fraternidad humana.


En ambos documentos se describen atinadamente preciosos conceptos y metas del trabajo común interreligioso: libertad, justicia, dialogo, plena ciudadanía, relación Oriente-Occidente, derechos de la mujer, derechos de los niños, ética familiar, ancianos, rechazo al extremismo religioso, evitar la tercera guerra mundial «a trozos», llevar el documento a todos los creyentes etc.


Pero, a mi juicio, hay un vacío, un gran ausente, en ambos documentos, sobre todo en el documento de la Fraternidad Humana, el propiamente interreligioso de los dos documentos citados: la pasión por construir un nuevo orden mundial, la pasión por la dimensión estructural de la convivencia y la justicia entre los pueblos. En la encíclica del Papa Francisco se cita ese Nuevo Orden de alguna manera pero no, a mi juicio, con la importancia que tiene. En el otro documento sobre la Fraternidad Humana ni se cita.


No he podido evitar la comparación con el documento final del II Parlamento de las Religiones del Mundo celebrado en Chicago en 1993 (100 años después del primero…un reflejo más de la lentitud con que avanzamos en el diálogo interreligioso, aunque, en honor a la verdad, hay que decir que desde entonces este Parlamento se celebra cada cuatro años).


Pero la comparación a que me refiero entre el documento Fraternidad Humana y el del II Parlamento de las Religiones es en el sentido de que en este segundo, el Parlamento, si hubo, a mi juicio, un claro interés en acercar el trabajo en común de las religiones al campo

Quizás el último gran arquitecto de esa gobernanza mundial fue Keynes, un economista con visión global y humanizadora que diseñó las instituciones económicas de BrettonWoods


El diálogo interreligioso tiene cuatro dimensiones: teológico-doctrinal, de oración en común, de compartir la vida y de acción común (por la paz, la justicia y otros bienes para la humanidad)


En la encíclica del Papa Francisco se cita ese Nuevo Orden de alguna manera pero no, a mi juicio, con la importancia que tiene. En el otro documento sobre la Fraternidad Humana ni se cita concreto del cambio de las estructuras sociales, económicas y políticas globales mundiales. Fue decisiva la influencia del teólogo suizo Hans Küng y sus publicaciones sobre Una Ética Universal. Y otras publicaciones posteriores. De hecho el documento final fue aceptado por la ONU como documento a apoyar oficialmente como tal ONU.


Tampoco quiero absolutizar el valor del documento de aquel II Parlamento de las religiones del mundo. Adolece de vacíos importantes y, de hecho, no ha tenido una labor posterior, que yo conozca, de acercamiento de ese espíritu a las bases reales de las respectivas religiones. Aunque sigue el trabajo concienzudo de estudio de ese documento y esa línea de pensamiento en el Centro para una Ética Universal creado por Hans Küng en Austria.


De toda maneras, el llamamiento de ese documento del II Parlamento de las Religiones para crear el fundamento moral de un Nuevo Orden Mundial en base a una Ética Universal sostenida en las cuatro columnas que citaremos a continuación, es una indicación muy válida de un camino a seguir y más concreta que los otros documentos interreligiosos que yo conozco. Las cuatro columnas son a) una Cultura de la No Violencia, como fundamento de un mundo desmilitarizado b) una Cultura de la Solidaridad como base de un orden económico justo c) una Cultura de la Tolerancia y de un estilo de vida honrado y veraz d) una Cultura de la Igualdad hombre – mujer.


Quiero concretar más y no alargarme excesivamente. Veamos.


En la coyuntura creada por esta pandemia y lo que ella supone, a mi juicio, de invitación histórica a la humanidad para crear un nuevo Orden Internacional creo que hay cuatro ámbitos de trabajo imprescindibles para responder a este desafío:



- Las Naciones Unidas que al menos debería convocar una Asamblea General especial para tratar específica y valientemente el cambio necesario de estructuras de este organismo para ser realmente representativo de ese «nosotros los pueblo» por primera vez en la historia de la humanidad... porque hasta ahora no lo ha sido. El limitado poder de la Organización Mundial de la Salud en esta coyuntura de la pandemia es una muestra más de lo que digo.


- El ámbito de los poderes económicos cuyo encuentro anual más significativo es el del Foro de Davos y el de los G-20 y G-7, deberían hacer una reflexión honesta sobre su relación (de control factico) con el poder político real de los pueblos al que debería estar sometido. No soy iluso, sé que no harán probablemente su harakiri renunciando a su enorme poder no solo económico sino político. Pero creo en el poder de la conciencia... incluso en el Foro de Davos y en el G-7.


- La sociedad civil o movimiento ciudadano ha de tener su palabra propia en este nuevo “proceso constituyente” de la humanidad como tal al que nos llama la voz de los acontecimientos últimos de la humanidad. Aquí pienso en los Foros Sociales Mundiales, quizás algo desinflados en los último años. Y pienso también en el movimiento y asamblea creada por la propuesta del jurista italiano Ferrajoli que ya he citado en este artículo. Me atrevería a decir que de todos los ámbitos o movimientos que he citado es este, creado por Ferrajoli, el que más en serio y específicamente se ha tomado la responsabilidad histórica de dar pasos sustantivos hacia una verdadera gobernanza mundial realmente representativa de los pueblos.


- El mundo de las religiones y espiritualidades creo que cuenta en este momento con, al menos, dos ámbitos principales para esta enorme labor de reflexión espiritual y de propuestas concretas sobre este gran desafío de la humanidad. Me refiero, por un lado, al ya citado Parlamento de las Religiones del Mundo y, por otro lado, al Encuentro de las Religiones por la Paz que se celebra periódicamente en Asís. Con gusto incorporaría algún espacio más que yo no conozca.


Pero llegando a este punto (el papel de las religiones en esta tarea de un Nuevo Orden Mundial post-pandemia) permítame el lector exclamar que, de la misma forma que antes decía que faltan arquitectos de la nueva gobernanza económica-política, también noto la falta de hombres y mujeres del mundo de las espiritualidades y de las religiones que tengan puesto en el centro de su espiritualidad o religiosidad la contribución especifica que desde ella se pueda hacer a esa nueva arquitectura de gobernanza mundial que logre la representatividad real de los pueblos.


Faltan acompañantes espirituales, místicos y místicas, que, lejos de estar centrados (o descentrados, quizás) en su propio mundo de introversión religiosa/espiritual en cualquiera de sus formas de oración, meditación o silencio, pongan en el centro de su espíritu y de sus hábitos de vida espiritual, el grito de dolor de la humanidad y el desafío de cambio estructural que implica responder a este grito. Echo de menos a nuevos Gandhi, Luther King, Pedro Casaldaliga y nuevas Etty Hillesum, Simone Weil, Maria Zambrano, Fatema Mernissi, Shirin Ebadi o Karem Armstrong que sepan unir, como ellos y ellas lo hicieron y aún hacen las que aún viven (K. Armstrong y Shirin Ebadi), la inquietud religiosa o espiritual y la inquietud política sin ningún atisbo de separación deshumanizadora y esquizofrénica. Este inmenso y necesario cambio estructural mundial solo se logrará desde un no menor cambio de la experiencia religiosa y/o espiritual de cada ser humano, de cada pueblo y de cada opción religiosa institucionalizada u organizada.


Bibliografía citada

- Papa Francisco. Carta encíclica Fratelli Tutti. Sobre la fraternidad y la amistad social. 3 Octubre 2020. Ediciones Palabra. 2020

- Su Santidad Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar. Ahmad Al -Tayyeb Documento sobre la Fraternidad Humana. Por la Paz Mundial y la Convivencia Común. Editorial Nuevo Inicio Archidiocesis de Granada

- Declaración del II Parlamento de las religiones del mundo Hacia Una ética Mundial: una declaración inicial 1993 Associació Unesco per el diàleg interreligiós

- Hans Küng Proyecto de una Ética Universal. Editorial Trotta 1991 Quinta edición 2020.

TEMPS DE PANDÈMIA Desafiaments per a la religió i la política

Barris Creatius interculturals

Francisco Esteve Sala

En el diàleg amb el senyor alcalde que vam tindre a l’Ajuntament el dia 17 de març, se li va proposar redissenyar realment un barri intercultural per a la Ciutat de l’Artista Faller.


L’Ajuntament de València ha manifestat en els últims anys -i en diferents ocasions- la necessitat d’impulsar un projecte per a revitalitzar la Ciutat de l’Artista Faller.


La nostra proposta: Projecte d’un Barri per a la cultura i per a la fraternitat; un barri valencià, paradigmàtic per a altres barris.

Com? Formant al barri els treballs de sempre (obrers, fusters, lampistes...), per a la restauració de les vivendes, amb el saber fer dels artistes fallers, i incorporant criteris des de la bioconstrucció i la permacultura.


On? A l’aire lliure, als tallers, a les alqueries, a les finques existents, als carrers redissenyats...


Per a què? Per a servir a la humanització del barri, al diàleg, a la cultura i a la festa dels seus habitants i de tota la ciutat de València.


La nostra visió dels barris de València

La visió d’este Barri Intercultural se sumaria a la de tants altres barris que volen fer possible un món just, pacífic solidari, però amb el plus de singularitat i originalitat que aporten els artistes fallers. La Ciutat de l’Artista Faller es definix en diferents cartells guies existents a la ciutat de València, amb l’expressió de Barri Creatiu.


Un Barri amb altres barris en el qual la pluralitat cultural puga contribuir a configurar una ciutat millor a partir de les especificitats de cadascun dels barris. Barris en què els temors i odis culturals siguen reemplaçats per comprensió i respecte. Barris a on la gent de tot arreu de la ciutat puga arribar per a conéixer i cuidar el que d’original ací es diu i es fa.


Barris en què la riquesa de la diversitat humana estiga entreteixida en la trama de la vida comunitària, civil, social i global. Les institucions que formen part del projecte d’un barri intercultural i creatiu han d’anar més enllà de l’estret interés propi i s’han d’interessar solament a aconseguir les majors quotes de bé comú.


Perquè es produïsca un procés de diàleg i coneiximent mutu s’han de rebutjar les postures excloents i s’ha de defensar la necessitat de la diversitat cultural.


No resulta estrany que una iniciativa d’esta classe s’estiga desenvolupant al barri dels artistes fallers, en un barri per a la llibertat cultural i per a la diversitat, l’emblema del qual el constituïx el singular Museu de l’Artista Faller.


Crisi de la pandèmia, per a recrear els barris

Després de la crisi mundial de la pandèmia s’ha d’inaugurar una nova època de pau, concòrdia, obertura i acceptació de les diferències a escala global. El món seguix estripat patint terribles conflictes heretats: el colonialisme, les guerres mundials, el xoc entre països, etc.


La postura no excloent i d’igualtat entre les diverses tradicions culturals pot tindre el seu fidel reflex en la construcció de barris creatius interculturals, en els quals s’emfatitze la cerca d’un model ètic per al món actual, que allunye la violència, la pobresa, els conflictes i es base en la solidaritat entre tots els sers humans.


València ha de ser després de la pandèmia la primera a recrear barris d’estes característiques de manera significativa.


Iniciatives de barri enfront del drama de la immigració


A vegades es critica el diàleg per quedar-se en meres paraules que no responen als reptes reals del moment. Per això pot resultar molt exemplar la iniciativa dels barris interculturals, per a donar acolliment progressiu als immigrants.


De manera particular, la terrible tragèdia que constituïx la mort dels immigrants que intenten arribar en embarcacions sobrecarregades, ha de ser rescatada de l’oblit i posada a la llum en una sèrie de barris de la ciutat formats per membres arribats d’Àfrica, Àsia i Amèrica. La nostra consciència ens impedix acostumar-nos a este drama conformant-nos que tot continue igual. En este projecte i de manera pública hem de contribuir a evitar la passivitat i l’oblit cap als immigrants sense papers que malviuen per la ciutat de València. Volem unir el nostre esforç per a trobar solucions ràpides i prudents, però, sobretot, justes i solidàries.


Nous impulsos en els temples de la ciutat

Els nostres temples són espais confessionals, però també amb creativitat identitària poden ser multireligiosos i multiconfessionals perquè puguen servir persones de tota mena.


En 1893 el savi hinduista Vivekananda va posar de manifest en la renovada ciutat de Chicago punts de vista basats en la fructífera i igualitària posada en comú d’idees per a millorar el món: “Si alguna cosa ha pogut ensenyar el Parlament de les Religions és que la santedat, la puresa i la caritat no són possessions exclusives de cap religió [...] si algú somia que la seua religió serà l’única que sobrevisca i que les altres seran destruïdes, el compadisc des del fons del meu cor i li dic que en la bandera de tota religió cal escriure a partir d’ara ‘ajuda i no lluita’, ‘assimilació i no destrucció’, ‘harmonia i pau, i no enfrontament’”.


El papa Francesc amb els seus viatges, encícliques i exhortacions inspira concrecions per a integrar i desenvolupar esta classe d’ensenyaments.

Dos aspectes que volem continuar recreant en el nostre projecte: el suport a l’ecumenisme i l’aposta pel diàleg interreligiós.


El document conciliar sobre el diàleg interreligiós, que es va titular Nostra Aetate (que en llatí vol dir “En la nostra època” i que són les paraules amb les quals comença el text), exposa el següent en les seues primeres frases: “En la nostra època, en què el gènere humà s’unix cada vegada més estretament i les relacions entre els diferents pobles augmenten, l’Església considera amb major atenció la seua relació respecte a les religions no cristianes. [...] Tots els pobles formen una comunitat, tenen un mateix origen, ja que Déu va fer habitar a tot el gènere humà sobre la faç de la Terra, i tenen també una única fi última: Déu, la provisió i la manifestació de bondat del qual i designis de salvació s’estenen a tots, fins que s’unisquen els elegits a la ciutat santa que serà il·luminada per la resplendor de Déu i en la qual els pobles caminaran en la seua lluminositat. Els hòmens esperen de les diverses religions la resposta als enigmes recòndits de la condició humana que, com abans, també hui commouen les fibres més íntimes del seu cor: què és l’home, el sentit final de la nostra vida, el bé i el pecat, l’origen i la finalitat del dolor, el camí per a aconseguir la verdadera felicitat, la mort, el judici i la retribució després de la mort i, en fi, l’últim i inefable misteri que embolica la nostra existència, del qual procedim i al qual tendim”.



Nous projectes per a la fraternitat estan sorgint a la ciutat de València, promovent que València i la seua província siga reconeguda Capital Europea de la Fraternitat.


En la parròquia sant Josep Artesà s’està desenvolupant un programa setmanal, intercultural i interreligiós, per a la fraternitat, amb el protagonisme dels acollits en la parròquia. Temptatives bolcades cap a les persones més necessitades del barri, amb una xarxa d’associacions integrants, i per a les quals cal recollir tota classe de suports.

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